“La historia no es lo que pasa, sino lo que nos pasa”, era la definición que daba García Venturini y en eso que nos pasa es que tenemos la oportunidad de ser protagonistas de los hechos que modifican la realidad. Aquello que Nietzsche decía: “pensamientos que llegan con la suavidad de una paloma son los que cambian la histórica.”

Esos hechos y acontecimientos en los que nos toca ser protagonistas, suelen tener coincidencias o casualidades, atribuibles para algunos como producto del determinismo histórico, para otros del azar o del destino. Para quienes somos creyentes producto de la Divina Providencia. Es por eso que entendemos fue ella la que dispuso la coincidencia resumida en una misma fecha: 27 de octubre, con sentimientos encontrados de alegría y tristeza, pero que a la vez se ven unidos en una misma esperanza, que no es vana sino realidad efectiva.

Y el resumen que se encuentra en un momento y tiempo determinado se encarna también en un nombre y en un hombre: Néstor Carlos Kirchner. Porque fue un 27 de octubre del 2000 cuando en el aeropuerto de Mar del Plata, Cristina Fernández de Kirchner por entonces diputada nacional y hoy Presidenta de la Republica, nos dijo: “les traje un regalo, les traje al gobernador”. Y fue ahí que los conocimos y él nos invitó a iniciar juntos un camino de militancia en común procurando renovar la política en l Argentina para transformarla en una actividad socialmente útil.

El 25 de mayo del 2003 comenzó a hacerse realidad ese objetivo. En el día a día ese hombre venido del sur, convertido por la voluntad popular de sus compatriotas en Presidente de la Nación, con sus aciertos y sus errores, con sus verdades relativas, demostró con los hechos que se puede predicar con el ejemplo. Que se puede gobernar honrando las convicciones, sin dejarlas en la puerta de la Rosada y haciéndolas realidad en cada medida de gobierno. Y que, más allá de la supuesta prolijidad de los acartonados, se puede cumplir con el mandato popular, despeinado, con el saco desabrochado, con la frente lastimada o con la espalda agobiada por los agravios y los insultos.

El hombre vale por lo que es, no por lo que aparenta. Vale por los principios que pone en juego. Y Néstor se jugó a cada paso. Algunos no lo interpretaron y hoy, cuando ya no está, lo valoran, lo añoran.

Lo definió muy bien Cristina el jueves pasado en el Chaco: “creo que una de sus principales virtudes, además de su coraje, de su voluntad indómita, tal vez forjada ante tanta adversidad con el clima, con el viento y la lejanía de la Patagonia, digo que tal vez uno de sus mayores méritos haya sido desmontar de la cabeza de cada uno de los argentinos aquellas ideas que les habían metido de que nada era posible, de que si se hacía tal cosa, se derrumbaba el mundo, que si le decíamos que no a los que nos querían volver a aplastar la cabeza, no íbamos a poder hacer nada.”

Es por eso que al recordarlo hoy a cuatro años de su partida terrenal, de su entrada a la inmortalidad decimos que sos 10 años que pasaron entre el 27 de octubre de 2000 y el 27 de octubre de 2010 fueron mucho más que un regalo, fueron la oportunidad de haber compartido un momento histórico invalorable para construir la Patria del presente y el futuro, que es un privilegio que no todos tenemos en la vida.

Concluimos elevando nuestra “PLEGARIA POR NÉSTOR”:

Quiero comenzar esta plegaria con el primer canto del “Evangelio Criollo”: “Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Yo le pido Tata Dios, que no me falte la vos pa´ comenzar este canto.”

Quiso la Divina Providencia que nos conociéramos un 27 de octubre, ¿Qué fecha no?
Fue ella, tu querida Cristina quien nos presentó: “les traje un regalo, les traje al gobernador” - nos dijo - y por cierto no se equivocó.

Fuiste realmente un regalo, un verdadero don del cielo.
Nunca imaginamos allá por el 2000 cuando te conocimos, que estábamos siendo protagonistas de la historia.

Nadie podría imaginar, que estábamos ante un nuevo amanecer de la Patria.

Nadie se imaginó que te ibas a atrever a tanto.

Nadie creyó que no te resignarías al “no se puede”.

Nadie pudo saber que te definirías como “un hombre común, con responsabilidades importantes” y por ello no arrugaste, no te falto coraje, no defraudaste, ni a los de tu generación diezmada, ni a los que nos sumábamos a tu cruzada para recorrer las alamedas de la Patria.

Nadie pudo ver que cuando dijiste que “cambio es el nombre del futuro”, ibas a renovar la política, reencauzar nuestra joven democracia, sacarnos de la crisis terminal en que estábamos y sembrar las miles de flores jóvenes que hoy asumen la responsabilidad de esta hora y se vuelven a enamorar y entusiasmar con la política, la militancia, las convicciones como vos lo hiciste y nos enseñaste.

Hoy cuando muchos quieren tomar tu nombre en vano y construirte como un mito que no fuiste, cuando te quieren pintar como no eras, cuando recitan el latiguillo “si Néstor estuviera esto no pasaba”, cuando te quieren santificar mientras siempre te demonizaron, nosotros queremos recordarte tal como eras peleador por lo que estabas convencido, autentico llamando a las cosas por su nombre y sobre todo valiente ante los poderosos, defensor de los débiles.

No fuimos amigos, si compañeros, por eso queremos seguir tu causa que es la causa del Pueblo; levantar tu bandera que es la bandera de la Patria.

No te buscamos entre los muertos, porque como Perón, como Evita, nuestros compañeros muertos y desparecidos, no te han vencido; porque como ellos vives en el corazón, en el alma y en el amor del Pueblo.

Queremos rendirte el mejor homenaje, estando junto a Cristina como lo pediste, acompañándola, defendiéndola y siguiéndola todos los días para hacer realidad la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Patria.

Con la fuerza histórica del Movimiento Nacional, Popular, Democrático y Revolucionario; Unidos, Organizados y Solidarios, invocamos tu nombre para llevarlo como bandera a una nueva victoria. Amén