Con la excusa de brindar algún servicio o de difundir la obra de gobierno, los distintos ministros, gobernadores y candidatos, han decidido pisotear nuestros espacios públicos y privados.

Con tristeza vemos no tiene conciencia de la importancia del escaso espacio público de las zonas costeras y céntricas y tampoco tiene la sensibilidad suficiente como para esforzarse en llevar actividades culturales, diversión y servicios hacia aquellos barrios más alejados, con mucho espacio y muchas necesidades.

Esta grosera ocupación del espacio, con innecesaria publicidad del Estado y con una apenas disimulada campaña política ilegal, genera contaminación visual y sonora en sitios de altísima concentración urbana, muchas veces en contravención de las normas del Municipio, ante la pasividad de los funcionarios que debieran controlarlas.

Quizá la ordenanza más incumplida sea el Código de Publicidad Urbana, pergeñado por el intendente Pulti y sufrido por miles de pequeños comerciantes que, con gran perjuicio económico, debió adaptarse sin contemplaciones y por los vecinos que hoy transitan por calles más oscuras e inseguras.

Evidentemente, para la campaña política del Kirchnerismo, todo vale. Y los funcionarios municipales sólo cumplen sus deberes cuando les parece oportuno.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.