Con una jugada de Alejandro Diez que quedará para la historia, sobre la chicharra y con el suplementario como destino inexorable, Peñarol se quedó con un triunfo tan agónico como festejado frente a Obras Sanitarias por 81 a 79, en un partidazo disputado en Capital Federal. El encuentro fue cambiante, se fueron prestando el liderazgo, pero a partir del tercer parcial, se encaminó para los marplatenses que, por errores propios, terminaron sufriendo hasta el punto de llegar a ese final, que fue insólito y glorioso para el olavarriense y todo el pueblo “milrayitas”, que ahora viaja a Brasil para jugar la Liga de las Américas.

Peor comienzo de noche para Peñarol no podía haber. Porque si bien en ataque estuvo bien, pero no pudo controlar durante los diez minutos a Obras, que estuvo muy acertado en los lanzamientos, mostró una gran efectividad y un altísimo goleo para un cuarto, mucho más siendo el primero. El 30-23 de ese parcial inicial ya daba sensación de partidazo.

El segundo segmento ya estuvo más cercano a lo que se podía pensar en la previa. Las defensas comenzaron a tener una mejor participación, la efectividad se normalizó y el equipo de Fernando Rivero pudo empezar a limar la diferencia que se había llevado el local en el primer cuarto. Con un Giddens muy incisivo, se fue con una mejor cara al vestuario, aún abajo, pero ahora por 4: 47-43.

En el tercer parcial se vio lo mejor de Peñarol, que se hizo muy fuerte en defensa y comenzó a lastimar por todas las vías en ataque, para revertir lo que era un partido muy complicado. Y si no fuera porque Bruno Fitipaldo metía esos dos triples sobre el final del cuarto, el “milrayitas” se hubiera ido con una ventaja más que tranquilizadora de cara a los diez minutos decisivos. De todas formas, el 65-60 no era para despreciar, después de cómo se había dado la primera etapa.

Un doble rápido de Obras puso la distancia en solo un triple y los fantasmas de las derrotas con Boca y Gimnasia de Comodoro volvieron a aparecer sobre Peña. Pero el banco de relevos tenía la solución, una “bomba” de Ale Diez y un robo con volcada de Franco Giorgetti, lo volvieron a alejar en el marcador. De todas formas, cada vez que se escapaba, el “tachero” metía un parcial que lo devolvía al juego y que lo iba a llevar a un cierre ajustado. Cuando parecía que Peñarol lo podía definir, Giddens se apuró con un triple, con la suerte que el rebote le quedó a Boccia, pero Gutiérrez también se apresuró, pese a estar solo y Fitipaldo clavó una “bomba” que igualó el juego en 79, a falta de 23 segundos.

Lo que vino después, no hay forma de explicarlo. Por eso, está el video para que vean la forma en la que se definió el partido. Cuando el suplementario parecía el destino inexorable, Alejandro Diez se puso el traje de héroe, recuperó una pelota suelta en una ofensiva que se ensució y no salió como la planificó Rivero en el banco, de cara al banco, de espalda al tablero, cayéndose, tiró la “pizza” para atrás y la pelota, llovida, entró limpita en el aro para desatar la locura de todos, con el plantel entero arriba del olavarriense, porque era un partido que Peñarol necesitaba ganar, que lo tenía, que se le complicó y que lo ganó de una manera memorable, para llegar con el ánimo por las nubes a la Liga de las Américas en Brasil.

-SÍNTESIS-

Obras(79): Bruno Fitipaldo 19, Selem Safar 8, Mauricio Aguiar 16, Ramón Clemente 0 y Marcos Delia 16 (FI) Pedro Barral 4, Tomás Zanzottera 8, Iván Basualdo 5, Diego Guaita 3 y Patricio Tabarez 0. DT: Julio Lamas.

Peñarol (81): Alejandro Konsztadt 10, Adrián Boccia 9, Justin Giddens 19, Leonardo Gutiérrez 8 y Martín Leiva 10 (FI) Luciano Massarelli 7, Alejandro Diez 10, Gabriel Fernández 0 y Franco Giorgetti 8. DT: Fernando Rivero.

Parciales: 30-23, 47-43, 60-65 y 79-81.

Árbitros: Juan Fernández y Rodrigo Castillo.

Estadio: Templo del Rock (CABA)