Reubicar las empresas de harina de pescado fuera del ámbito urbano de la ciudad de Mar del Plata es la propuesta que acaba de plantear Daniel Sosa, asesor para el Plan Estratégico del Consorcio Portuario Regional Mar del Plata. Entiende que con esta medida se acabarían para siempre los olores que generan los procesamientos de materia prima en esta industria y, al mismo tiempo, se generarían puestos de trabajo en la construcción de las nuevas plantas en puntos periféricos del distrito.

El ex concejal y actual director provincial de Control de Actividades Pesqueras planteó un proceso de relocalización gradual y, además, acompañado por el inicio de un programa de responsabilidad social y empresarial de las industrias harineras. “Tiene que haber un compromiso con la ciudadanía y sus autoridades para reubicar las plantas de harina de pescado fuera del ejido urbano allí donde la municipalidad de General Pueyrredon lo determine, ceñidas al cumplimiento de la legislación ambiental y sectorial que regula a este tipo de establecimientos, para limitar la contaminación industrial.

Sosa también abrió la chance para que estos emprendimientos se puedan mudar a otras comunas vecinas, como ya ocurrió con una planta fabril del mismo ramo que se radicó en Vivoratá, en el municipio de Mar Chiquita.

Fundamenta su propuesta en experiencias de otros países como Perú, (donde están las harineras más grandes del mundo) Chile , México y España, entre otros. “Cuando el crecimiento natural de las poblaciones llegan a estas industrias, las relocalizan, construyendo nuevas fábricas con innovaciones tecnológicas de última generación”, explicó.

La problemática de las plantas procesadoras de harina de pescado y sus efectos ambientales son parte de una cuestión prioritaria en la que el Consorcio Portuario están trabajando junto a OSSE, Enosur, OPDS e inclusive los empresarios dueños de estas industrias en procura de una solución de fondo. “El excelente esfuerzo profesional llevado a cabo por estos organismos no dio el resultado esperado”, dijo Sosa y reconoció que Mar del Plata tiene instalados estos establecimientos en jurisdicción portuaria pero el “olor nauseabundo” que generan lo sufre la ciudad en general. En particular los barrios más próximos como Punta Mogotes, Alfar, Serena, Colinas de Peralta Ramos, Puerto, Las Avenidas, Martillo, Cerrito, Juramento, Bosque Peralta Ramos , Jardin, San Carlos y Los Troncos.

“Considero que lo mejor es cortar de cuajo e imitar a los países mencionados y trasladarlas en un período de tres añosen forma paulatina, a espacios alejados de la urbanización”, insistió.

Entiende que estas plantas de procesamiento de desechos de la industria pesquera son necesarias y también reconoce que relocalizarlas significará un impacto financiero para los empresarios del sector. Pero anticipó que ya hay contactos formales con autoridades regionales del Banco Provincia de Buenos Aires para disponer de créditos a largo plazo para la construcción de las nuevas instalaciones como también para la compra de equipamiento.

“Hay que destacar que con este tipo de medidas no se pierde un solo puesto de trabajo, por el contrario se generan nuevos, porque hay que ocupar mano de obra para dicha construcción”, señaló.

Dijo Sosa que el objetivo es lograr entre todos los sectores involucrados el mejor tránsito hacia la concreción de este proceso de relocalización y anticipó que en abril se hará una reunión con presencia de especialistas de aquellos países que ya dieron ese paso para que cuenten su experiencia, expliquen beneficios y sugieran alternativas para cumplir aquí con el objetivo perseguido. .