La Asociación de Empleados de Casinos Nacionales aportó la logística del mismo, siendo que fue pionera en esta labor, se encontró acompañada por gran cantidad de entidades e instituciones sindicales que se hallan comprometidas con esta problemática inserta en nuestro ámbito laboral.

La licenciada Karina Castro, directora de Programación de la Subsecretaría Provincial de Salud Mental y Lucha Contra las Adicciones, fue la autoridad competente que encabezó el acto.

Además, participaron el secretario adjunto de la Asociación Empleados de Casino, Gabriel Delgado; el titular de OSSE, ingeniero Mario Dell Olio; el administrador de Ferrobaires, ingeniero Antonio Maltana; el secretario general de SITOS, Daniel Díaz, y su par del sindicato de trabajadores municipales de General Alvarado, Marcelo Nicolielo. También un grupo importante de empleados preocupados por la problemática.

Este encuentro se centró en las políticas en contra de las adicciones que se han venido desarrollando desde la hobernación de la Provincia de Buenos Aires, canalizada hacia los trabajadores desde las empresas o las asociaciones sindicales. Entre las entidades comprometidas con esta labor también estuvieron presentes representantes del CEAMCE, y Peugeot.

Este tipo de encuentros facilitan nuevos enfoques en la problemática que se busca abordar y contener, analizando al trabajador en su contexto y no como un hecho aislado. Desde la instauración de la nueva Ley de Salud Mental, la contención y los intentos de recuperación de los adictos ha quedado definitivamente dentro de los problemas de salud, para lo que el abordaje a tener deberá ser multidisciplinario. La Asociación de Empleados de Casinos Nacionales ha sido pionera en la lucha contra este flagelo de nuestra sociedad.

La comunicación entre pares tiende a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y da cuenta que es posible hacer un cambio sobre las representaciones sociales del uso de sustancias en el ámbito laboral. El impacto que produce el uso de sustancias en los lugares de trabajo afecta a todos los niveles sin discriminación de rangos ni jerarquías; se torna evidente en el estrés, baja autoestima, cambios de comportamiento, de hábitos en el vínculo familiar y en la relación con los compañeros de trabajo y deteriora el rendimiento laboral en términos de pérdida de ingresos y resintiendo el lazo social.