Este domingo, el intendente Carlos Fernando Arroyo participó de un desayuno organizado por el Centro de Habilitación para Disminuidos Mentales (CHADIM), en el marco del 30° aniversario que esta ONG está próxima a cumplir. En la oportunidad compartió el encuentro con las personas que concurren a la institución, padres y profesionales de la misma. La reunión se desarrolló en el Salón Dorado de Tio Curzio.

El Intendente fue invitado especialmente a participar de esta celebración durante la Bendición de Aguas y Frutos del Mar, actividad realizada el sábado, de cara al comienzo de la temporada de verano 2015-2016. El acto contó con distintos números artísticos bajo la dirección general de Margot Arroyo; estuvieron presentes asimismo la Directora Técnica, Dra. Mabel Braicovich, y el Presidente de la Comisión Directiva, Pedro Alberto Gigena.

Acerca de CHADIM

CHADIM nació hace 29 años ante la necesidad de un grupo de padres, profesionales e integrantes de la comunidad que buscaban dar respuesta a personas con necesidades especiales. Se trata de institución de bien público -no gubernamental- en la que se desempeña un equipo interdisciplinario. Entre sus objetivos figuran: contribuir a alcanzar el más alto nivel de independencia de los discapacitados; poner al alcance de los mismos, de sus familiares y de la comunidad una información actualizada; hacer énfasis sobre la temática de la integración a través de la convivencia social, deportiva y laboral; volver efectivo el derecho a la seguridad, a la salud y a la economía, evitando toda explotación y el trato discriminatorio, abusivo o degradante.

A lo largo de este tiempo, la institución ha podido dar una respuesta a sus padres, y cuenta con un Centro de Día, un Hogar y un Taller-Escuela que les permite desarrollar habilidades. A su vez, por medio de Granjas Pampeanas, se desarrolla un emprendimiento con el INTA que busca la integración laboral.

Al Centro de Día concurren 35 personas, que desarrollan actividades de plástica, expresión corporal, teatro y música. También, las que corresponden al taller de lombricompuesto en el cual, a través del estiércol del conejo y de la lombriz californiana, se trabaja en forma coordinada con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria para conseguir un humus de lombriz que se pone a la venta.