Por Patricio Hogan
Senador provincial del Frente Renovador
Hace poco más de dos meses que asumió el nuevo gobierno en el país y en la provincia de Buenos Aires y con el Frente Renovador dimos muestras claras de cuáles son nuestras prioridades políticas. La principal es acompañar la gobernabilidad con ánimo constructivo, apoyando las medidas que hacen falta para mejorar la vida cotidiana de la gente y marcando nuestro disenso cuando las soluciones adoptadas nos parecen desacertadas. Proponemos el consenso reflexivo y el diálogo abierto para consolidar políticas públicas. Queremos escuchar y también ser escuchados.
En la provincia de Buenos Aires, lo más urgente es conformar un sistema de seguridad y justicia que logre combatir con éxito la corrupción, el delito y el narcotráfico, reformular el sistema educativo provincial, optimizar la prestación de la salud e invertir muy fuerte en infraestructura y servicios esenciales.
La verdad es que la provincia está en un estado calamitoso. La herencia que recibió la gobernadora Vidal es gravísima en términos económicos, financieros, administrativos, educativos, sanitarios, sociales, culturales y estructurales. Los servicios fundamentales muestran un deterioro edilicio y burocrático tan profundo y grave como triste.
Millones de bonaerenses sufrieron, durante largos años, el abandono político más grave que recuerde la reciente historia democrática argentina. Durante los seis años que fui intendente de General Alvarado, y desde que asumí como senador provincial, en 2013, trabajé arduamente para enfrentar las dolorosas consecuencias sociales causadas por la desidia que acabo de mencionar.
Vidal sabe que puede contar con nuestra experiencia y capacidad para acompañar con energía las reformas urgentes que se necesitan y para resolver los enormes conflictos que amenazan su gestión. Ese apoyo no impide que mantengamos nuestra identidad ni invalida que alcemos nuestra voz para expresar diferencias. Al contrario, significa que tenemos la certeza de que nuestra condición de adversarios políticos no nos convierte en enemigos. Nuestro desafío es desarrollar políticas públicas que permitan construir un país mejor y acompañar con firmeza las medidas del gobierno que resuelvan la situación de vulnerabilidad que hoy padecen millones de personas.
Sabemos que las reformas deben alcanzar todos los sistemas y servicios públicos que están extenuados por una década de malversación ideológica, corrupción, autoritarismo y soberbia política. Sabemos cómo hacer los cambios que necesita nuestro país y tenemos los proyectos y equipos técnicos que hacen falta para concretarlos. Confiamos en que los tiempos venideros nos mostrarán los beneficios que traen aparejados el consenso y los grandes acuerdos políticos.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.