El defensor del Pueblo Fernando Rizzi efectuó una visita a la Cámara Textil de Mar del Plata, donde fue recibido por sus autoridades y escuchó preocupaciones que se fundan en el mantenimiento de la producción local y el nivel de mano de obra.
Como consecuencia, junto a sus colegas Fernando Cuesta y Walter Rodriguez, impulsó una resolución que dispone “acompañar al sector textil marplatense representado en la Cámara Textil de Mar del Plata, en su preocupación ante la posibilidad de la apertura indiscriminada de las importaciones de productos textiles, solicitando al Ministerio de Producción de la nación que los rubros vinculados a tejidos e indumentaria se mantengan con licencias de importación no automáticas”
También se vería con agrado que las autoridades nacionales del Ministerio de Producción, reciban a la Cámara Textil de Mar del Plata, para que formulen sus planteos, inquietudes y propuestas en forma personal ante la posibilidad de la apertura de importaciones de productos textiles en competencia desleal con la industria local.
“De producirse una liberación de las importaciones causaría serios perjuicios por el ingreso de pulóveres de países con mano de obra esclava, a precio vil, como también perjudicaba anteriormente el cierre casi absoluto, que ni siquiera les permitía importar las máquinas y los repuestos para confeccionar las prendas”.
En diciembre, el ministro de Producción Francisco Cabrera, anunció el fin de las declaraciones jradas Anticipadas de Importación, anuncio que fue recibido con positiva y moderada expectativa. Allí se anunció lanzar licencias automáticas de importación para 18.000 de las 19.000 posiciones arancelarias que contabiliza el país. Para las otras 1.000 habrá licencias no automáticas, es decir que precisan autorización del Poder Ejecutivo, con el objetivo de proteger el empleo.
Dentro de esos últimos rubros aparece el sector textil. La mitad de esas 1.000 se reservarían para la industria textil. El sector del suéter necesita unas 20, suficientes para que se proteja a este sector sensible y se dé más trabajo. Y la indumentaria requiere otras 200 posiciones más.
Los años 90 fueron años de fuerte caída para el sector textil. El ingreso indiscriminado de productos baratos del exterior hizo desaparecer fábricas enteras. En esos años, las empresas locales no podían competir.
“Lo señalado demuestra la sensibilidad y cuidado con que se debe tratar la política aduanera con relación a una industria fundamental para Mar del Plata como es la textil, donde el quiebre del equilibrio puede generar fábricas cerradas y cientos de pérdidas de puestos de trabajo” señaló Rizzi.
Con la protección de las licencias no automáticas, el sector llegó a albergar en mejores momentos entre 3.000 y 4.000 empleos directos, unos 200 emprendimientos de fabricación de suéteres y se confeccionaban unos 4 millones de suéteres por año. El sector tiene la voluntad de crecer y de producir, empleando mano de obra local y el talento de los creativos, generando productos para la moda que es una industria cultural además de económica.