Valentín Belza, responsable político de la Organización Peronismo Revolucionario, emitió un comunicado en el cual hizo un análisis de la gestión del intendente Carlos Fernando Arroyo desde su comienzo hasta la fecha.
Comunicado
El 17 de diciembre del año pasado, los habitantes de General Pueyrredon nos enteramos que -apenas a una semana de haber asumido- el Intendente Arroyo recibía la primera renuncia de uno de sus funcionarios, Julio Razona.
Esto no sólo fue importante por el hecho inédito de una renuncia en tan pocos días de gestión, sino también por tratarse del titular de un área sensible e importante como la secretaría de Seguridad.
La actitud que tomó Arroyo en ese momento mostró las primeras filtraciones en un barco que, evidentemente, no estaba preparado para semejante proeza de altamar: "Donde manda capitán, no manda marinero", dijo el Intendente, sin madurez para la autocrítica.
Más tarde, como era de esperarse, aparecieron nuevas fisuras en el casco de una embarcación que empezaba a perder el rumbo.
Razona acompañó su dimisión con denuncias públicas sobre hechos de corrupción que, según él, Arroyo no habría querido investigar. Incluso afirmó a la prensa: "Pedí al intendente auditar la secretaría de Seguridad, pero se opuso a que continúe con mis expertos y valientes colaboradores".
En febrero, el "Capitán" Arroyo descubrió que cada vez más agua entraba en su nave: Su secretario del EMVIAL, Miguel Guzmán, protagonizó otro papelón de la nueva gestión municipal. El funcionario volcó en San Luis con una camioneta oficial que utilizaba para llevar de viaje a su hija.
Sumado a esto, Guzmán eligió el camino de la mentira previo a ser echado por Arroyo, decisión correcta pero que no lo exime de las críticas. ¿Sabía el intendente de esta irregularidad?, ¿Qué hubiera sucedido si Guzmán nunca volcaba?, ¿Cómo es posible que esto sucediera delante de Arroyo sin que lo supiera?.
El agua seguía entrando, y cada vez había menos marineros...
Tan solo trece días pasaron del caso Guzmán, cuando llegó el golpe más duro para la embarcación comandada por el exdirector de escuela. Su funcionario más importante, al que le dio la conducción de tres áreas, y quien se desempeñó como su principal operador político, fue detenido por la policía en el marco de la causa que lo investiga como partícipe necesario del delito de peculado.
Emiliano Giri, el protagonista del mayor escándalo político que recuerde la democracia de Pueyrredon, provocó así el golpe más duro para su "estimado Fernando".
Nula reacción del "Capitán", que se mantuvo 20 horas sin echar a Giri y prefirió esperar a que enviara la renuncia desde su detención en La Plata.
Lo más grave del caso Giri es que si la Justicia determinara su culpabilidad en la causa, podríamos intuir que esa “bala” también rozaría el piloto azul del intendente: ¿Sería ese el origen de los fondos con los que Giri financió la campaña de Arroyo?
El ingreso del agua es incesante. No hay brújula ni GPS. El barco avanza a la deriva. Los marineros siguen saltando al océano.
Como si todo esto fuera poco, ayer surgió la noticia de otro funcionario que abandona la gestión apenas superando los 100 días de gobierno. Ahora fue el turno de Sebastián Puglisi, que se desempeñaba como secretario de Cultura del municipio.
Y no solamente la renuncia es un hecho grave, sino también el motivo por el que se va. Según trascendió en los medios, Puglisi habría recibido una oferta laboral que le impide compatibilizar esa nueva tarea con la de secretario de Cultura.
Si bien desconocemos cuál es ese otro empleo, y esa explicación suena inverosímil, resulta asombroso que el funcionario elija esa opción sin titubear, en lugar de quedarse junto a Arroyo.
Así las cosas, el panorama ya pasó a ser absolutamente grave y preocupante, pero la solución siempre surge desde la política: Cualquier gobierno que asuma sin un proyecto ni un modelo, sin capacidad de reacción, y sin funcionarios comprometidos con la tarea que se les asigna, está destinado a fracasar... Incluso a pesar de los intentos desesperados del Capitán por pilotear un barco ya casi repleto de agua.
Por supuesto que lamentamos esta situación crítica que atraviesa el Municipio, pero entendemos que si la máxima autoridad de Pueyrredon no muestra autocrítica sobre sus errores ni convicción política para las acciones futuras, es imposile salir a flote.
En este preciso instante, Arroyo se encuentra en el umbral de la decisión política: Pudiendo ser el Capitán de una de las “Lanchas de Desembarco de Asalto” que el 6 de junio de 1944 arribaron a Normandía, se está transformando en Edward Smith, el único Capitán que tuvo el tristemente célebre Titanic.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.