Por concejal Gonzalo Quevedo
HCD del Partido Gral. Pueyrredón
Tras la recuperación de Aerolíneas e YPF, los voceros de los neoconservadores volvieron a insistir con la “ineficiencia” de las empresas estatales. Sin embargo, el beneficio social y la ineficiencia de los privados siguen sin debatirse.
En nuestra zona tenemos dos casos paradigmáticos: EDEA y Camuzzi, que brindan pésimos servicios a costos altísimos basados únicamente en una visión de eficiencia que se asocia exclusivamente al beneficio particular.
Un empresario es “eficiente” si su firma lo hace más rico. El problema de esta teoría es que se olvida que toda actividad privada está inserta en un contexto social. Desde esta perspectiva, el debate se amplía y propone que no sólo las empresas públicas son capaces de obtener ganancias sino que pone, al mismo tiempo de debate, la discusión acerca de los beneficios sociales que generan las empresas privadas. Hoy en Mar del Plata, debido al aumento indiscriminado de las tarifas de luz y gas, tenemos la oportunidad de abrir la discusión sobre quién debe administrar los servicios básicos que necesita cualquier vecino de la ciudad.
Cuando los voceros neoconservadores sostienen que las empresas públicas dan pérdidas y que éstas son pagadas por toda la sociedad, deberían decir que la ineficiencia del servicio prestado por empresas privadas también es pagada por todos los ciudadanos y que éste costo no es sólo económico sino que, además, daña la salud y la vida misma.
Cuando la política de subsidios terminó de sumir al sistema energético de nuestro país en una crisis sin precedentes, se ahogaron los procesos productivos y los emprendimientos comerciales y se impidieron nuevos establecimientos industriales a pesar de los constantes reclamos de mejoras al sistema por parte de todos los sectores.
Como ejemplo más paradigmático podemos citar el reclamo a la empresa EDEA de nuestra ciudad con la repotenciación de la Central 9 de Julio ubicada en la zona del puerto. Hace más de 20 años, desde el Municipio, su Concejo Deliberante y sobre todo desde la lucha emprendida por el Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata, se viene solicitando su adecuación a efectos de dejar de padecer los continuos y prolongados casos de interrupción de suministro eléctrico que sufrimos los marplatenses y de los cuales la empresa prestataria nunca se hace cargo.
Es hora de volver a poner en agenda esta discusión y ampliar el debate considerando que las Empresas Públicas pueden alcanzar márgenes de ganancia al mismo tiempo que aportan beneficios sociales al país; y quienes se beneficiaron con el festival de subsidios sin control nos devuelvan lo que por derecho nos corresponde. Si no lo hacen deberían devolver las concesiones otorgadas al sol del menemato, mantenidas a partirde la patria subsidiada y cómplice de un vaciamiento empresario. Todo esto a causa de la existencia de un estado que miraba hacia otro lado mientras se giraban remesas a Europa para pagar las crisis de sus estados de origen.
Aquí tenemos el ejemplo más palmario de lo que no debe hacerse con un servicio público: Dárselos a empresas que solo buscan su propia ganancia valiéndose de los bolsillos de los usuarios y frenando el crecimiento y el progreso de toda una región.
No creo que Camuzzi ni EDEA hayan manejado estos servicios a pérdida durante 20 años. Eso sabemos todos que es mentira; que nunca reinvirtieron ganancias para hacer las obras necesarias para no sufrir las carencias que hoy vivimos. Como por ejemplo, la repotenciación de la central 9 de julio o la prolongación del gasoducto desde Tandil a Mar del Plata. Simples mentiras de un capitalismo salvaje que tuvieron como cómplices a funcionarios que no defendieron los intereses de su pueblo.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.