Un hombre de 43 años fue asesinado en la madrugada del jueves cuando compraba estupefacientes en el interior de la Villa Mateotti, uno de los asentamientos más peligrosos de la periferia de la ciudad. La víctima tras realizar la transacción volvió para reprochar la calidad de la droga y allí fue atacado.
En las últimas horas la Policía allanó tres fincas en ese sector del barrio San Martín y logró el secuestro de diversos elementos de importancia para la causa. Aunque se informó que no hubo detenidos, el presunto autor ya habría sido identificado.
La víctima resultó ser Luciano Cáceres, de 43 años, quien habría concurrido a la villa ubicada en Mateotti y Benito Lynch a comprar estupefacientes. En esas circunstancias se produjo una discusión que terminó en una pelea. Cáceres recibió una puñalada en una pierna que le afectó la arteria femoral, con lo cual en pocos segundos se desangró.
La secuencia se inició poco después de la 1.30 cuando Cáceres se acercó a una casilla en donde funciona un “point” de venta de drogas. Allí compró una pequeña cantidad de cocaína e intentó consumirla a poca distancia, en la calle. Según surge de la investigación, la calidad de la cocaína era tan mala que Cáceres regresó a reprocharle al vendedor y fue entonces que se desató la pelea.
La víctima sufrió un puntazo en una pierna y la lesión fue tan precisa que le cercenó la femoral. Al perder sangre comenzó a tambalear y caminó hacia Mario Bravo, por Talcahuano, y los agentes de Prefectura apostados en el lugar lo avistaron. Porque a sólo 120 metros del lugar de los hechos existe un punto fijo de control de personal de Prefectura Naval.
Lo cierto es que Cáceres se desvaneció y ya no recobró el conocimiento. Minutos después murió. Entre las prendas de vestir la policía encontró una bolsa con cocaína y dinero en efectivo. El test de orientación sobre la sustancia arrojó un resultado llamativo: prácticamente no tenía cocaína. De ese modo se comprendió la actitud de reproche de Cáceres que le valió la vida. En el caso interviene la fiscal Andrea Gómez y la comisaría distrital quinta.