*Por José Rigane, secretario Adjunto de la CTA Autónoma, Sec. General de la FeTERA
“Si el consumidor considera que el precio del combustible es alto, deja de cargar”. Así, frío y sin medir costo político, se despachó el Ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, para justificar el mayor aumento de combustibles en lo que va de 2016. El gobierno de Mauricio Macri acaba de implementar el cuarto aumento de los combustibles en lo que va de 2016 (casi un aumento por mes desde que asumió el 10 de diciembre). En enero 6%, en marzo 6%, en abril 6% y, ahora, en mayo las naftas vuelven a aumentar, pero un 10%.
El acumulado total dice que el gobierno nacional aumentó un 31% los combustibles, un insumo básico para la económica que golpea a la inflación casi como ningún otro aumento. Con este aumento, la nafta de Argentina se ubica como la segunda más cara de la región, detrás de Uruguay, un país casi sin hidrocarburos. El litro de nafta súper, la más consumida en el país, pasó a costar 17,48 pesos (promedio) el litro y la premium alrededor de 20 pesos.
Si bien el precio del barril internacional de petróleo esta alrededor de los 40 dólares, en Argentina el precio local esta desacoplado del internacional (alrededor de 60 o 70 dólares). Por eso, todos los argentinos subsidiamos a las petroleras en los surtidores, cargando combustibles cada vez más caros. Según el mismo Aranguren, esto fue “un acuerdo” con empresas del sector en diciembre del año pasado. Allí, se definió que el precio de los combustibles iba a aumentar mes a mes, acompañando la devaluación que se produjo en diciembre con la salida del “cepo” al dólar. Las petroleras quieren que el precio de los combustibles de los surtidores vaya aumentando a medida que el dólar va aumentando en el país. De esta manera se garantizan las ganancias millonarias. Y Aranguren es el responsable que esto suceda desde el ministerio.
Por si fuera poco, el gobierno nacional, a través del ministro Aranguren, acaba de implementar un subsidio que beneficia a las grandes petroleras que exporten crudo desde puertos de la Patagonia. De esta manera, las empresas que vendan barriles al exterior recibirán un doble subsidio: por un lado, van a percibir un reembolso millonario por exportar desde puertos patagónicos (a través de vieja ley 23.018, que otorga porcentajes de reintegro para cualquier producción que salga del país por puerto patagónico. Ver diario Río Negro del 21 de abril de 2016). Y, por el otro, el sector petrolero acordó con Aranguren en el verano un subsidio de 10 dólares por cada barril exportado (7,5 lo asume el gobierno nacional y 2,5 la provincia de Chubut). Esto significa que petroleras como Pan American Energy (PAE), Tecpetrol (Techint), y otros que exporten desde, por ejemplo, la Cuenca del Golfo, reciben doble subsidio.
Pero las petroleras parecen “hábiles” para los negocios, siempre y cuando tengan a un “amigo” en el Ministerio de Energía. Según un informe de la consultora Montamat & Asociados (que esta lejos de ser un informe de la CTA Autónoma sobre este tema), las petroleras argentinas ganan más que en Estados Unidos (ver portan El Inversor del día 3 de mayo de 2016). Ojo, esta situación también se daba en noviembre, al final del anterior gobierno, cuando las refinadoras en Argentina ganaban 30 dólares por barril y en EE.UU. el margen de ganancia era de 10 dólares.
Esto es un claro beneficio para las petroleas, un sector muy concentrado y extranjerizado de la economía, que impulsa un gobierno que tiene al ex CEO de Shell (una de las grandes empresas que actúan en el país) como ministro en temas energéticos. Hay un ejemplo muy claro que demuestra para quien gobierna Aranguren: 7 de las 8 licitaciones de barcos con gasoil que Argentina realizó en una semana se las quedo la empresa Shell, donde Aranguren estuvo a cargo en los últimos 12 años (ver diario Perfil del día 24 de abril de 2016). De esta manera, Shell se quedó con tres licitaciones más que en 2015. Más claro, echarle agua.
Beneficiar a empresas y perjudicar a millones. Así lo están haciendo: petroleras y gobierno nacional. Los efectos de la devaluación y del aumento de los combustibles sobre el bolsillo de los trabajadores y el conjunto del pueblo es cada vez más fuerte. Las ganancias de las petroleras hoy están garantizadas por todos nosotros desde subsidios estatales y/o provinciales y, también, desde los surtidores. Ganan las empresas, pierde el pueblo.
Desde la CTA Autónoma, la FeTERA y el Grupo MORENO venimos denunciando que las petroleras en el país obtienen márgenes de ganancias millonarios, inclusive la YPF con mayoría de las acciones del estado, que es gestionada con la misma lógica mercantil y empresaria que cualquier otra de las 10 petroleras grandes que actúan en nuestro territorio.
Con estas políticas no solo estamos cada vez más lejos de un proyecto de soberanía energética y nacional, donde sea el pueblo, sus organizaciones y su democracia el qué decida que hacer con nuestros recursos, sino que somos los ciudadanos de este país los que sostenemos y pagamos las ganancias de las petroleras. Revertirlo es cuestión de mayor unidad del conjunto del pueblo, de más unidad de acción de los trabajadores y de construir un proyecto de país donde la energía no sea una mercancía, sino un bien social, un derecho humano y un tema de todos.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.