En la región del Piemonte, en la ciudad italiana de Asti, ya abrió sus puertas el único hotel a nivel mundial cuyo personal está integrado en un 50 por ciento por jóvenes con Síndrome de Down (SD), y que funciona al mismo tiempo como una escuela de autonomía para ellos; una experiencia que busca replicarse en Argentina.
El embajador itinerante de la Asociación Albergo Ético (Hotel Ético), tal como se llama el hostal, se encuentra por estos días en Argentina como parte de un viaje en moto de 3 años y 150 mil kilómetros por 70 países para contar esta experiencia y entusiasmar a gobiernos, organizaciones y familias locales.
“El objetivo no es la inclusión laboral, sino la autonomía de la persona con Síndrome de Down, pero nosotros llegamos a la autonomía a través del trabajo”, dijo a Télam Mauro Dagna desde la ciudad de Neuquén.
“Y donde es más importante que alcancen esta independencia es en su propia casa porque el promedio de vida de las personas con SD es mucho más largo que antes, y cuanto mayor sea desarrollo personal alcanzado, más independiente serán de la estructura que se puede ocupar de ellos cuando los padres ya no están”, dijo.
El trabajo en el hotel es ideal para aprender a llevar adelante un hogar y todas las tareas que esto implica. “Pero además en el tercer y último piso del hotel, tenemos cuatro habitaciones donde viven los chicos en el periodo de la pasantía: ahí funciona la 'Academia de la independencia', porque es donde aprenden a vivir sin el apoyo de la familia atrás”, afirmó Dagna.
Lo logran con ayuda de los tutores, “que son personas sin discapacidad más viejas en el proyecto que muestran a los nuevos cómo hacer las cosas”, con lo cual “el aprendizaje es mucho más rápido, tienen un espejo adelante”.
“Por eso decimos que es un hotel de verdad pero también una escuela, una casa y una familia”, explicó.
En funcionamiento desde junio del año pasado, el Albergo Ético es un establecimiento 3 estrellas de 21 habitaciones y restaurante que está emplazado en el centro urbano de esta ciudad que se destaca por su producción vitivinícola.
En menos de un año, unas 55 personas con Síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales ya pasaron como pasantes por el hotel, y actualmente son 6 los jóvenes de entre 20 y 30 años que se desempeñan entre recepcionistas, mozos, mucamos y cocineros.
“El nuestro es un método de desarrollo de la persona con discapacidad intelectual a través de una pasantía de trabajo en un hotel, que dura entre 2 y 3 años, porque son puestos rotativos que se ocupan por períodos de tiempo breves, como un fin de semana o una semana al mes”, agregó.
El hostal comenzó a gestarse hace 10 años, a partir de la decisión del actual presidente de la Asociación Albergo Ético -Antonio Di Benedetto- de incorporar a Nicoló, un joven estudiante de hotelería con síndrome de Down como mozo pasante por 15 días en su restaurante.
“Pero después de eso, Nicoló quería continuar, el dueño consultó a la familia y por los tres años siguientes estuvo como pasante por períodos: un fin de semana, una semana o un mes en el verano. Al terminar la escuela, en 2010, Antonio le preguntó si quería trabajar allí y lo contrató bajo las mismas condiciones de cualquier otro mozo que trabaja 40 horas semanales, para lo cual él renunció a su pensión de discapacidad”, contó.
“El mismo Nicoló, hablando con Antonio, un día le dijo 'si funcionó conmigo, puede funcionar con otras personas en la misma situación'. Y así abrieron la 'Asociación Albergo Ético' y empezaron a trabajar con otros jóvenes, siempre con pasantías en el restaurante, hasta que el año pasado se abrió el hotel, a 400 metros de allí”, dijo.
Junto con el desarrollo de la autonomía y la inclusión laboral, un tercer objetivo del proyecto es la inclusión social “porque los chicos están siempre en contacto con personas sin discapacidad, los pasajeros del hotel, y eso sirve mucho también a la sociedad, que cambia con ellos”.
Mauro Dagna se incorporó a la Asociación como embajador a partir de la amistad que trabó con Antonio y Nicoló, de tanto almorzar en su restaurante.
Y, cuando a los 47 años decidió renunciar a su puesto directivo en la empresa multinacional en la que trabajaba para recorrer el mundo en moto, le propuso a Antonio hacerlo como embajador del Albergo Ético porque “no quería que fueran unas vacaciones”, sino que su periplo fuera útil a alguna causa “importante para el mundo”.
“Mi objetivo es difundir lo que es Hotel Ético, permitir al mundo conocerlo. Y en Argentina estoy encontrando organizaciones, fundaciones, municipios y padres que trabajan con discapacidad intelectual que podrían replicarlo. Hay dos formas de hacerlo, la más fácil es convertir un hotel que ya existe y que solo requiere aprender el método y adaptarlo”.
“En Mendoza, en particular, están muy animados: ahí se armó un equipo de trabajo y creo que podemos antes de final de año puede ser hecho”, concluyó.
Foto: Gentileza Mauro Dagna