Asimismo agregó: “A primera vista surge que la situación de Juan Pablo ameritaba tomar decisiones que no se tomaron, la única acción que se llevó a cabo por parte del Estado fue abandonarlo, excluirlo, expulsarlo y dejarlo a la buena de Dios”.

Según pudo saberse por las noticias referidas al tema, un agente de la policía local que fue puesto al tanto de que una persona se encontraba “tirada” en el hall de un edificio constató - quien sabe por qué medios- que se encontraba "borracho" y por ese motivo decidió no solicitar ayuda médica de ningún tipo.

Más tarde fuentes del Municipio señalaron que Juan Pablo había sido asistido anteriormente, pero había abandonado el programa de asistencia a las personas en situación de calle por "problemas de conducta", que estaban al tanto de sus "adicciones", que era "bastante conflictivo y agresivo y que por tal motivo tuvo que ser retirado del parador”. También que, "No podemos permitir que una persona con un estado alto de consumo y ansiedad provoque un desmán con el resto de las personas alojadas"

Para finalizar, Ferro enumeró algunos interrogantes que quedan sin respuesta frente a este caso y que considera es la Secretaría de Desarrollo Social a cargo de Vilma Baragiola la que está en mejores condiciones para responder: “¿En el parador municipal fue tratado profesionalmente como un paciente que padece adicciones en estado de excitación psicomotriz y en situación de calle y con bajísimas temperaturas? ¿Por qué se decidió acudir a las fuerzas policiales en lugar de concurrir a los médicos? Si este joven era un peligro para sí y para terceros ¿Por qué se lo dejó solo en la vía pública? ¿Se tuvo en cuenta que el síndrome de excitación psicomotriz aguda puede deberse a diferentes enfermedades de origen psiquiátrico o clínico? ¿Es una agente de policía quien puede dictaminar sobre el estado de salud de una persona? ¿Por qué no se llamó al servicio de emergencia médica?”