Un 25% de los 900 casos de maltrato que se dan a conocer mensualmente en Mar del Plata son registrados por personas de sexo masculino. La concientización creciente sobre judicializar la problemática y la lucha contra el machismo propician el aumento de las causas.
El viernes 23 de octubre de 2015, María Albarracín le dio una puñalada en el abdomen a su ex marido. Estaban en un taller mecánico del Puerto, donde era reparada la camioneta que había sido de la pareja, cuando la mujer atacó al hombre enfurecida por su decisión unilateral de concluir la relación.
Es cierto, en la mayoría de las veces ocurre a la inversa. Pero en los últimos tres años la cantidad de denuncias por violencia conyugal realizadas por hombres también se incrementó de manera sorprendente: en un 25 por ciento de los 900 casos que de promedio se registran por mes en Mar del Plata, las víctimas son de sexo masculino.
Los operadores que trabajan en la temática no dudan en expresar que es cada vez mayor la conciencia social que existe al respecto. Inclusive, hacen hincapié en las marchas bajo la consigna “Ni Una Menos”, que generaron la instalación masiva de la cuestión y el reconocimiento de la comunidad sobre la problemática.
Pero esto no sólo alcanza a las mujeres, que casi siempre son las principales damnificadas. También provoca en diversos hombres la pérdida de la vergüenza que significaba, antaño, denunciar este tipo de hechos. Es que, socialmente, era el mismo machismo que deriva en la violencia de género el que no permitía hacer públicos los maltratos que también podía y puede sufrir un marido o un novio, dentro de una pareja.
Por tercera vez, y las que haga falta, vale aclarar que no es el objetivo victimizar a los hombres ni justificar su accionar en la infinidad de casos de violencia de género donde las que sufren las consecuencias son mujeres. Sí es necesario no dejar de soslayar que ha crecido el número de denuncias de hombres y esto llama la atención de los operadores judiciales y policiales, y hasta de los propios especialistas interdisciplinarios que abordan la cuestión.
Es menester diferenciar: 300 de las 900 denuncias mencionadas son penales. El resto, son investigadas en la Justicia de Familia, porque su gravedad es menor.
Las del primer fuero pueden incluir lesiones, amenazas, abuso sexual y desobediencia a una orden judicial, por ejemplo, de restricción de acercamiento o impedimento de contacto. En tanto que las acusaciones del segundo grupo, y mayoría por cierto, se corresponden con violencia psicológica, económica y simbólica.
En la Comisaría de la Mujer y la Familia existen entre 20 y 30 denuncias al día por algún tipo de violencia en el hogar. Al menos cuatro, y hasta ocho, son realizadas por hombres. Las fuentes coinciden en resaltar que, en casi todos los casos, las agresiones se producen “en momentos históricos de la pareja”. Dicen, por ejemplo, que casos como el de Albarracín, cuyo ex marido sobrevivió y ella fue procesada, se repiten en momentos claramente marcados.
“Ocurren cuando hay una separación, en el posparto, en el puerperio o si se descubre una infidelidad”, repite uno de los informantes consultados. También insiste en destacar que, en general, las mujeres son las víctimas, y causas como la mencionada antes son excepciones, aunque en evidente ascenso.