El coordinador deportivo e integrante de la comisión directiva del club de la Av. Paso, Carlos Gustavo Soria (53 años), falleció este martes en la madrugada a raíz de un infarto.
El fútbol de Mar del Plata amaneció hoy con una noticia de esas que cuesta creer, aceptar y, sobre todo, digerir: Charlie, el hombre que era sinónimo de Argentinos del Sud, dijo chau hasta siempre. Se fue antes de lo pensado, intempestivamente, pero con un corazón colmado de alegrías que sus familiares y amigos recordarán eternamente.
Fue un marido cariñoso y leal, inseparable de Sandra, su compañera de vida, su gran amor y sostén. Fue un padre enamorado de sus hijos Santiago, Emmanuel, Francisco, Nacho y Camila, a los que guió y respaldó en cada paso. Fue un “profe” generoso y divertido, siempre con una broma a flor de labios, capaz de educar, aconsejar y contener, valorado por los más grandes y querido por los más chicos. Fue un amigo leal y desinteresado y un tipo respetado en el mundillo futbolero, no sólo por su don de gente sino también por su simpatía y permanente predisposición.
También fue el padrino de “la banda de la Paso”, una hinchada ruidosa y colorida que paseó su amor por los colores en las canchas de la ciudad, contagiando de buena energía a propios y extraños.
Dedicó más dos décadas a la institución que adoptó como su casa y se esmeró por instalar su nombre entre los grandes. Trabajó tanto, con extremada dedicación, que fue capaz de alcanzar su gran sueño: la inauguración de la cancha, en honor a Titi Merlo. Con los ojos inundados de emoción y el escudo tatuado en la piel disfrutó como pocos de esa cita con la historia que el destino puso en su camino.
Defensor del barrio y el sentido de pertenencia; orgulloso de su sentimiento, que repartía con Boca Juniors y Peñarol. Sólo tuvo una cuenta pendiente: ver a su Argentinos campeón de la Primera.
Sin embargo, y aunque esa espina molestaba cada tanto, nadie le quitará la satisfacción de haber defendido el fútbol de salón con uñas y dientes… O de haber organizado tantas veces, consecutivamente, el tradicional certamen “Angel Canata”, el mismo que este año celebrará su vigésima edición. Y por qué no de haber sido uno de los impulsores de la Copa Challenger.
Será difícil superar su pérdida, pero supondrá una obligación continuar su legado, asumiendo que en cada uno de nosotros radica la noble esperanza de construir un fútbol mejor.
Fuente: área chica