Por Lucas Fiorini
Presidente del bloque de concejales
del Frente Renovador
Debemos promover la reactivación de la economía de nuestra ciudad para fomentar el trabajo y la generación de recursos genuinos que alcance al conjunto de los marplatenses, incluyendo al ámbito público, que se encuentra desfinanciado y no puede cumplir ni siquiera con las obligaciones mínimas del estado.
Esto sólo puede lograrse instrumentando distintas medidas, enmarcadas en un rumbo claro y con una gestión que debe agilizarse. Desde esa óptica, una cuestión importante para modificar la situación de estancamiento económico que padece la ciudad es permitir la ampliación criteriosa y rápida de la publicidad y propaganda que puede desarrollarse de manera más eficiente en un distrito grande y turístico como el nuestro.
La mayor parte de la población, de los comerciantes, de los trabajadores, de las empresas están de acuerdo en cambiar el código de publicidad actualmente vigente, el cual pretendiendo ordenar la anárquica práctica que había invadido Mar del Plata se fue al otro extremo, regulando e impidiendo casi todo, paralizando al sector.
El oficialismo presentó un proyecto para un nuevo código de publicidad. Coincidimos en las posibilidades que abre permitiendo más inversiones y nuevas tecnologías, cuidando el patrimonio y las bellezas naturales de nuestra hermosa ciudad. Podemos discrepar con la técnica legislativa y en algunos aspectos, pero queremos que prime la posibilidad de contar en forma rápida con un instrumento en materia de publicidad que ayude en la ansiada reactivación de la economía: por eso nuestro compromiso y predisposición para que se apruebe sin demoras injustificadas una nueva ordenanza. Si el oficialismo es abierto y escucha nuestras propuestas de modificación, elevadas de buena fe y con consideraciones que creemos mejorarán sustancialmente la ordenanza, contará con nuestro acompañamiento.
Centralmente las modificaciones que planteamos -luego de haber estudiado el proyecto oficial, escuchado a expertos y a quienes implicará directamente, y comparado la normativa y experiencia de otras ciudades de nuestro País y del mundo- están vinculadas con los siguientes aspectos: facilitar y acelerar los trámites burocrático/administrativos incorporando una autorización tácita pasado un lapso prudencial de tiempo desde la solicitud de autorización para publicitar; establecer certeza a quien se le apruebe una publicidad, de forma que se puedan hacer inversiones importantes, otorgando autorizaciones por cinco años y cambiando el carácter precario que le da el proyecto oficial, que deja todo librado a la decisión discrecional del funcionario o gobernante de turno, lo cual es inadmisible por razones de seguridad jurídica y transparencia pública; no retroceder con lo que estaba correctamente legislado en materia publicitaria en el código que se derogará, como por ejemplo el tratamiento de salientes, que debería respetar lo establecido por la actual ordenanza sin fijar mayores limitaciones a las ya existentes, para no ir en contra del espíritu general de la reforma que pretendemos; ampliar las promociones y propagandas que se pueden hacer en temporada, simplificando el intrincado sistema proyectado para la publicidad en zonas turísticas.
Si trabajamos con una lógica de políticas de estado, que se orienten al Bien Común por encima de las diferencias partidarias, podemos avanzar en un ordenamiento que cuente con apoyo de sectores importantes del oficialismo y la oposición. Es una buena señal que podemos emitir desde y para nuestra ciudad. Esto seguramente permitirá que en la próxima sesión, prevista para el 13 de octubre, General Pueyrredón pueda contar con un nuevo y moderno código de publicidad, mejorando las expectativas para esta temporada que se avecina y preparándonos competentemente para el futuro.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.