“Rezo mucho por ustedes, para que desde aquí, nuestra sociedad pueda ser un signo de lo que Jesús nos pide en el evangelio” dijo el prelado.
La visita fue en el marco pastoral que viene realizando en varias parroquias periféricas de la ciudad, donde por varios días comparte junto a la comunidad y visita distintas instituciones del barrio, acercándose a los problemas y cuestiones que hacen a la vida cotidiana de las personas y vecinos del lugar. El domingo por la mañana, compartió la misa con los niños y el cierre de la visita pastoral en la parroquia San Cayetano.
“Me alegra el alma verlos aquí reunidos, con esta misa finaliza mi visita pastoral a esta querida parroquia de San Cayetano, y estoy muy contento por todo lo que he podido ver, escuchar, tantos diálogos, y encuentros, pude ver una Iglesia que está viva, que está siempre inquieta buscando caminos para que Jesús sea más conocido y amado”, manifestó el obispo durante su homilía.
Luego, recordó sobre una pregunta que le realizó un joven en un colegio, haciendo también alusión a la lectura del evangelio del domingo. “Un par de días atrás, estuve en un colegio, y se abrió un diálogo, dando la posibilidad de que pudieran hacerme preguntas. Un chico del secundario expresó: Monseñor ¿cuál cree usted, que tiene que ser para nosotros la manera de cambiar este mundo? Y mi respuesta fue esta: lo primero de todo, empecemos por el cambio de nuestro corazón, el cambio del mundo está adentro, en mi mentalidad y en mis actitudes interiores. Volviendo al programa que nos presenta el evangelio, si yo aprendo a ser misericordioso con los demás, a perdonar, si yo aprendo a confiar en Dios en todas las circunstancias de la vida, si aprendo a servir, si quiero ser valioso ante los ojos de Dios, el cambio del mundo está empezando por ahí, aunque no se note. Si empezamos limpiando, purificando este espacio interior, de allí después surgen nuestras obras, y si se van sumando, las voluntades de aquellos que quieren vivir según las enseñanzas de Jesús, se empieza a crear una cultura distinta, se crea una mentalidad nueva, y un mundo nuevo. Esa es la tarea que tenemos los cristianos”.
“Jesús siempre nos pide más, entonces para eso se hace presente el obispo, para alentar bendecir todo lo bueno que se hace y decir que es posible hacer más y con la ayuda de Dios, lo vamos a hacer. Siempre Jesús nos invita a crecer. Las estructuras de la Iglesia, el templo, las distintas instituciones, Cáritas, Noche de la Caridad, la catequesis, los scouts, legión de María y tantas otras, todo eso tiene como finalidad servir a la evangelización, al anuncio de Cristo como camino de salvación, Cristo llena de alegría, y da sentido a la vida del hombre. Él es el único que puede traer la paz que todos anhelamos”, manifestó monseñor Marino.
"Rezo mucho por ustedes, desde el párroco Juan Pablo, el diácono Miguel, todos los que colaboran, y todas las realidades que he visitado; los llevo en mi corazón en mis intenciones, para que desde aquí, nuestra sociedad pueda ser un signo de lo que Jesús nos pide en el evangelio, ser luz del mundo y sal de la tierra”, destacó el obispo ante el templo colmado de familias y de niños.
Durante estos días, acompañado por el presbítero Juan Pablo Cayrol, párroco del lugar y el diácono Miguel Correa; el obispo visitó el colegio Jesús María y el jardín de infantes San Cayetano, la escuela primaria n° 33 y la sede de los molisanos. Se encontró con las comunidades de las capillas San Benito, San José, Santa Lucía, Nuestra Señora de la Esperanza, Santiago Apóstol y San Blas. Se reunió con jóvenes, niños, catequistas, los voluntarios del santuario, el oratorio Ceferino Namuncurá y el grupo scout, y desayunó con los voluntarios de las pastorales caritativas: Cáritas y Noche de la Caridad.