Dos bestias detenidas y muchas preguntas por responder.

Con una crueldad sin límites violaron y torturaron a una joven hasta matarla. Con un cinismo increíble, intentaron ocultar su crimen, prepararon su cuerpo ya ultrajado y lo llevaron al centro de salud. Y después, se fueron e intentaron seguir con su vida como si nada hubiera ocurrido, como si solo hubieran pasado una noche con algún exceso.

Todo irremediable. Todo intolerable.

Es inútil tratar de entender. No nos caben explicaciones. Y no quiero oir una sola palabra juzgando una mínima actitud o descuido de la víctima. Lucía Perez era una joven, seguramente con proyectos, con ganas de vivir, con el derecho a un mañana.

No es extraño escuchar que hay oscuros personajes vendiendo droga en las inmediaciones de colegios, donde cientos de jóvenes son tentados y emboscados. Hasta cuando? Hasta donde?

Y a diario conocemos casos de delincuentes atacando, golpeando, violando y asesinando mujeres y niñas. Exigimos #Ni Una Menos. Pero, ¿Cuántas más vamos a llorar?

Decimos basta. Exigimos que saquen a estos inhumanos de las calles. Que no vuelvan a cruzar la vida de otra Lucía. Que haya investigaciones profundas que vayan al hueso del narcotráfico y que los violadores, los golpeadores, los femicidas, tengan condenas ejemplares.

Para que al próximo cobarde, no se le ocurra. Que piense que se va a pudrir en la cárcel.

Y me gustaría que se los exponga. Como se expone generalmente a las víctimas y a sus familias.

Queremos conocer sus caras, saber donde viven, de qué se disfrazan para ocultar su verdadera esencia. Porque están entre nosotros. Cerca de las hijas de alguien, de los niños de todos. Pensando que todo se puede y sin consecuencias, porque aún, salvo honrosas excepciones, cuando de género hablamos, la Justicia suele estar adormecida, o demasiado preocupada por los derechos de los victimarios.

Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.