Por Marcelo Díaz
Periodista
Madrugada del sábado veníamos con mi familia de una cena. Al llegar a Bolivar y 14 de Julio vemos un choque entre una camioneta de la Policía Bonaerense y un auto particular.
Pasamos y nos detenemos a unos metros de la esquina. Me bajo. Camino hacía el lugar del impacto; saludo a los efectivos que se encontraban reunidos alrededor de una notebook que estaba sobre la tapa de otro patrullero que cortaba la calle que recuerda la toma de la Bastilla.
Comienzo a sacar fotos; entre la primera y la segunda siento que alguien dice: "Qué hace ese tipo, identificalo" ... Cuando voy por la tercera imagen siento que me toman de atrás, y me piden que deje de hacer lo que estaba haciendo. Le contesto que soy periodista, que estoy registrando el siniestro. Me dicen que "está prohibido tomar fotos de un accidente". Les digo que no, que se puede porque se trata de un hecho que ocurrió en la vía púbica y que, además, involucra un auto oficial.
Siento, más fuerte, la misma voz primera que dice "ponele las manos arriba del patrullero". Lo miro y le pido que me deje ir hasta mi auto a buscar mis credenciales, me responde ya gritando: "Crees que soy boludo, crees que no sé que te vas a escapar? " Le respondo qué motivo había para "escapar" y le digo que los documentos los tengo en el auto". Mientras me palpa de armas miro sus chaquetas y veo que ninguno tenía su identificación; se los digo. Responden "acá las preguntas las hacemos nosotros, somos quienes sabemos cómo se hacen las cosas" Vuelvo a decirles que no están haciendo las cosas como se deben... Otra vez se enoja y le dice a quien me custodiaba "ponele los ganchos que lo llevamos a la comisaría".
Le pido a mi mujer que estaba en el auto que llame a los abogados. Parece que se calman, pero comienzan a dar detalles de lo que ellos creen que está bien o está mal. Yo sigo con mi custodia con las manos sobre el patrullero... mi mujer discute con una agente que le da otra versión de los hechos.
Llega un tercer patrullero y algo le dice entre dientes al hombre ofuscado que daba las órdenes. "Soltalo" , le dice a quien me tenía de atrás.
Sé que la denuncia sobre abuso de autoridad, procedimiento extraño de policías sin identificar caerá en saco roto. Me lo dicen muchos de los amigos que trabajan en la Justicia, aunque uno en particular me dijo "hacela".
Más tranquilo, me pongo a pensar en el hecho. Hace 23 años que un grabador, primero de cinta después más modernos y una máquina de fotos, primero una kodak pocket, después una digital y ahora simplemente un teléfono me acompañan o están en el auto.
Así he cubierto ciento de hechos fortuitos por estar en la calle, sabiendo que periodista se es las 24 horas. Me han cagado a palos en enfrentamientos por estar mal ubicado y he respirado gas lacrimógeno en más de una ocasión. Veo -y lo he vivido en carne propia- que hay como un resurgimiento del abuso de autoridad. De que el uniforme tiene peso propio y autoriza a realizar las cosas de cualquier forma.
Pienso, en los cientos de pibes que son parados diariamente para "ser identificados" por el mero hecho de caminar y no gustarle la forma a algún agente que se le cruza. Estemos atentos.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.