Ximena Suárez, una de las seis sobrevivientes del avión de la delegación del Chapecoense, afirmó que su último recuerdo fue el momento en que la iluminación dejó de funcionar.
“Las luces se apagaron y no recuerdo más hasta ahora”, contó Ximena Suárez, la azafata de Lamia, una de las seis personas que sobrevivieron de la tragedia del avión que llevaba a los jugadores del Chapecoense a Medellín, para jugar la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional.
La joven contó en su declaración a la justicia colombiana que su último recuerdo en el avión es del momento en el cual se apagaron las luces. "El avión se apagó por completo y tuvo un fuerte descenso, seguido de un gran impacto", detalló en declaraciones reproducidas por el diario “El Colombiano”.
Tras ser rescatada, la azafata fue trasladada al hospital San Juan de Dios de la Ceja, donde le encontraron una fractura de tibia y peroné en la pierna derecha, fractura de cuello, fractura de radio y cubito, y varios golpes en la cabeza.
En tanto, Suárez alimentó la versión que señala que el avión cayó por no ser adecuado para distancias largas: "El avión sí es limitado para esa ruta. Yo volaba un RJ100, muy parecido, para SAM en los años noventa. No se trata en todo caso de una aeronave anticuada, cuenta con todos los sistemas. Pero las siglas RJ representan Regional Jet, es decir que es para rutas cortas, generalmente locales, de dos horas”. Y agregó: “La operación del avión fue estirada hasta su límite y de una forma indebida".
En las últimas horas la joven azafata cambió su foto de perfil en su cuenta de Facebook, donde colocó una junto a parte de la tripulación fallecida, con el avión detrás.