Por Miguel ángel Reynoso
Crio. Insp. (ra)
Policía Provincia Buenos Aires
La muerte del dictador cubano ha sido comentada en detalle en los últimos días por cuanto medio periodístico o de opinión existiera y no está en la intención de quién esto escribe juzgar la trascendencia histórica que en el devenir de la humanidad le tocó jugar a este personaje.
No será novedad para casi nadie que no está tampoco en mi persona el opinar sobre cuestiones de política internacional y de conveniencia en las relaciones entre los países, ya que como en tantas otras cosas adolezco de la capacidad y conocimiento suficiente para meterme en el tema.
No obstante con el simple título de “haber vivido” en la historia de los últimos sesenta y cinco años de nuestra Patria y mantener aún una media lúcida memoria de los aconteceres que nadie me contó, no puedo dejar de mencionar públicamente, el cosquilleo que me produjo el hecho de que nuestra querida República Argentina haya enviado a su canciller a representarnos en el funeral del dictador en cuestión, cuando los pocos que no hemos borrado por conveniencia de adaptación a los tiempos de nuestro disco de memoria el antipático recuerdo de que fue el homenajeado precisamente quién organizó verdaderos campamentos de instrucción en tareas insurgentes en su país donde enfermos de violencia y odio se entrenaron para regresar al terruño a enfrentar un gobierno democrático, con la capacidad suficiente para asesinar a cientos de argentinos, uniformados o no, hombres, mujeres y niños, sembrando el terror con sus bombas y ataques criminales.
La Policía de la Provincia de Buenos Aires recuerda, o debería hacerlo, a los más de trescientos camaradas asesinados por aquellos que creían en el idealismo basado en la violencia, preparados en la Cuba de Fidel Castro, en nombre del combate contra el imperialismo, víctimas que en muchos casos solo habían cometido el delito de trabajar de policías y estar solos en la parada del colectivo esperando el transporte. Mas que pobre imagen del capitalismo/imperialismo tipo, según mi pensamiento. Víctimas que como tantas otras aún esperan el homenaje por parte del Estado y de la sociedad argentinos el reconocimiento por su sacrificio.
El Gobernador de San Luis ha decretado por esta muerte tres días de duelo provincial sobre inciertos fundamentos por esta muerte, medida que sin duda agravia en alto grado a la memoria de quienes fueron sus mártires y entre los que se encuentran documentadamente muchos, pero muchos argentinos, víctimas e incluso de los propios victimarios que dieron inicio al horror que se desató en nuestro país en aquellos años de terrorismo.
No juzgo, no odio, no critico, no pretendo que mi verdad sea la verdad de todos, también como cristiano no puedo comprender que alguien pueda alegrarse por la muerte de un semejante, fuera quien fuese, solamente recuerdo y lo digo ante tanto silencio, al menos orgulloso de tener el coraje para mencionarlo públicamente.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.