El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino se encontró con los medios para agradecer la tarea realizada durante el año, y brindar su mensaje de Navidad.
“Se trata de un mensaje esencialmente religioso, en el centro de la Navidad está el nacimiento de Jesús. Para nosotros los creyentes, Jesús es el salvador, el hijo eterno de Dios que viene a compartir la suerte del hombre. Nace en la pobreza, es un niño como todos los demás, frágil, necesitado y viene a enriquecer al hombre que está caído”, inició diciendo el obispo.
“El mensaje de Navidad, nos invita a entender el amor de Dios, hacia nosotros, lo importante que somos. Esa conciencia de la importancia que tenemos para Dios nos dignifica, fortalece nuestra vida y nos da aliento para proyectar las relaciones en la familia, en la sociedad. La Navidad nos habla de la humildad de Dios, de fraternidad, del amor misericordioso de Dios, del perdón de Dios que tiene que ser principio para después entendernos en la vida cotidiana. Allí está la esencia, y desde allí se desarrolla todo lo demás, si no incorporamos el amor en nuestras relaciones sociales no podemos construir una sociedad digna del ser humano. Las leyes son necesarias, y las organización, la economía son necesarias, pero en todo eso tiene que estar este espíritu, la buena voluntad, poner amor, no cansarnos de dialogar, de considerarnos como hermanos, ‘todo hombres es mi hermano’ decía Pablo VI, y el papa Francisco lo repite. La fraternidad, el espíritu de familia, la buena voluntad para construir es parte del espíritu navideño. Luego reunirnos en familia, pequeñas atenciones y gestos sí son importantes, pero a condición de que no olvidemos el núcleo central: Navidad es Jesús que nace, que se acerca al hombre en su condición, en el realismo de la vida personal y social”, destacó concluyendo monseñor Marino.