La unidad de la empresa chilena Turbus viajaba a 100 kilómetros por hora en un tramo donde la máxima es de 40, según confirmó el procurador de la Corte provincial, Alejandro Gullé, quien informó que ambos choferes quedaron detenidos en Luján por el vuelco que causó la muerte de 19 personas.
Gullé informó que "no hay víctimas chilenas" y que, aunque todavía quedan cuerpos sin identificar, la mayoría de los muertos serían argentinos.
El procurador aseguró que el micro circulaba a alta velocidad, no cumplió con las señales viales y el tacómetro (instrumento que indica la velocidad en revoluciones por minuto) quedó parado en 100 kilómetros por hora, cuando la máxima en la zona de los Horcones es de 40.
Tanto Gullé como el gerente de comunicaciones de Turbus, Victoriano Gómez, dijeron que ambos choferes fueron detenidos en la comisaría 11 de Luján.
En declaraciones a la radio chilena Bío Bío, Gomez aseguró que Pedro Vargas y Francisco Sanhueza "tenían su descanso y experiencia en ruta" y confirmó que ambos resultaron ilesos.
Gómez contó que la empresa tiene "un centro de control donde todos los buses que tenemos en carretera están monitoreados por GPS, tenemos una luz verde por cada uno y ahí controlamos que no pase los 99 kilómetros por hora; lo que sí no podemos saber es que en ese tramo haya superado el máximo permitido, pero colaboraremos con todo lo necesario para investigar lo ocurrido".
La Curva de Yeso es considerada peligrosa por Gendarmería Nacional, que advierte a los viajeros sobre esa zona del kilómetro 1.223 de la ruta nacional 7, entre Puente del Inca y Las Cuevas, a unos 20 kilómetros del cruce fronterizo Cristo Redentor.
"La ruta a Chile es una ruta peligrosa, no se puede andar a más de 80 km/h y es escaso el control que se ejerce en temas de velocidad y alcoholemia. Sí está Gendarmería, pero su capacidad no alcanza para controlar la ruta y mucho menos Carabineros del lado chileno, que tienen un personal muy reducido", enfatizó Eduardo Yaya, a cargo de los temas relacionados con el corredor internacional Cristo Redentor para la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Faddeac).
La Federación viene advirtiendo que los colectivos chilenos no tienen limitadores de velocidad como sí los argentinos. Estos limitadores hacen que al pasar los 100 km/h, los colectivos directamente se frenan y tiene que volver a arrancar.
Otro problema, según Yaya, es que los alcoholímetros y cinemómetros que tiene la Policía de Mendoza no suelen estar homologados -trámite que realiza el Instituto Nacional de Tecnología Industrial-, lo que dificulta la posibilidad de realizar multas, que requieren de protocolos.
Como otra desventaja, la Federación indica que los choferes de colectivos de larga distancia no atraviesen cursos de profesionalización con los mismos parámetros que los choferes de camiones, homologados por la CNRT.
Con 19 víctimas, este accidente se convirtió en la peor tragedia vial de la provincia. El antecedente más cercano ocurrió el 7 de febrero de 2014, cuando 18 personas murieron al chocar un micro de la empresa Plus Ultra Mercobus y un camión brasileño, cuyo conductor manejaba alcoholizado y a contramano.