“La Cuaresma nos invita a un cambio que debe comenzar en nuestra mentalidad para luego traducirse en nuestros actos” dijo el obispo de Mar del Plata.
Con el miércoles de ceniza, la Iglesia Católica, comienza el tiempo de cuaresma, cuarenta días de preparación para el tiempo más importante de los católicos: la Pascua. Ayer por la tarde, en una Catedral colmada de fieles, monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata presidió la eucaristía en la que se “imponen las cenizas” en al frente de todos los presentes.
“Con esta misa y el rito de la imposición de las cenizas, damos comienzo al tiempo de Cuaresma. Iniciamos un camino espiritual de preparación a la fiesta mayor de los cristianos, que es la Pascua. En el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo se resume lo central de nuestra fe. La Iglesia nos enseña cómo debemos vivir este tiempo, para que obtengamos más abundantes frutos espirituales de la celebración del misterio pascual”, inició diciendo el obispo en su homilía. Luego explicó “la palabra Cuaresma, como sabemos, está relacionada con la cuarentena de días de preparación antes de la Pascua. Evoca los cuarenta días de Jesús en el desierto de Judá, que a su vez recuerdan y recapitulan los cuarenta años que Israel transcurrió en el desierto del Sinaí, desde la salida de la esclavitud de Egipto hasta su ingreso en la tierra prometida”.
“La liturgia de este día nos indica rasgos esenciales de la espiritualidad de la Cuaresma. Nos invita a la conversión, a un cambio que debe comenzar en nuestra mentalidad para luego traducirse en nuestros actos. Todo tiempo es apto para convertirnos, pero estos días de Cuaresma llevan una especial garantía de gracia”, resaltó el obispo a todos los fieles.
Más adelante, monseñor Marino refirió a los rasgos esenciales que propone la Iglesia en este tiempo de cuaresma: ayuno, oración y limosna. Sobre ésta última, indicó “este es el tiempo más adecuado para pequeñas renuncias cotidianas que agilizan nuestra capacidad de respuesta espontánea a la voluntad de Dios”.
Y finalmente, invitó a todos los fieles a sumarse a la campaña propuesta para toda la diócesis: “Además de las obras de caridad que podemos realizar personalmente, invito a todos a tener en cuenta la campaña cuaresmal de este año. ‘En el marco de la celebración de los 60 años de nuestra diócesis buscando ser con la gracia de Dios comunidades orantes, fraternas y misioneras, según el lema que hemos elegido, tomado del Siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio, los invito a colaborar activamente en la colecta anual del Fondo Diocesano para la Evangelización’. Este gesto podrán realizarlo llevando su ofrenda en la celebración de las misas del fin de semana del sábado 25 y domingo 26 de marzo o tomando contacto con cada una de sus comunidades parroquiales o educativas donde se les informará de qué otras formas se puede vivir este gesto cuaresmal de respuesta a Dios y compromiso con los más necesitados”.
Luego de la homilía, y la bendición de las cenizas –que son de los ramos de olivo del “Domingo de Ramos”-, se procedió a la imposición de las mismas sobre la frente de todos los fieles, incluso los niños y los ancianos. “Conviértete y cree en el evangelio”, manifestó cada ministro marcando una cruz en la frente de cada fiel, como signo de penitencia y de compromiso de conversión.