Medianoche, nuestros hijos e hijas fueron matados y nos fueron arrebatados, escuchen el latido de sus corazones, nosotros escuchamos el latido de sus corazones".Así comienza la canción que el grupo irlandés U2 compuso en homenaje a las Madres de Plaza de Mayo.
Hace 40 años Azucena, Berta, Haydée, María Adela, Julia, María Mercedes, Cándida, Delicia, Pepa, Mirta, Kety, Raquel, Elida, Rosa, María, y una joven que no dio su nombre hacían pública la desaparición forzada de sus hijos y familias en la Plaza de Mayo, ese lugar donde desde el 30 de abril de 1977 las Madres de Plaza de Mayo paren a sus hijos en cada "ronda".
Estas historias fundacionales, que comenzaron a contarse aquel 30 de abril, fueron el comienzo de una búsqueda que no termina y clama justicia, porque para las Madres sus hijos no están muertos ni van a morir nunca.
Las Madres, con un pañuelo blanco en la cabeza, que luego llevó los nombres de sus hijos, y las fotografías de ellos, se pararon frente a la Casa Rosada y desafiaron a la dictadura.
Los oficiales de la Policía Federal que custodiaban el lugar las obligaron a circular. Del brazo y de dos en dos comenzaron a marchar alrededor de la Pirámide, ritual que se repite hace 40 años todos los jueves a las 15.50.
La "ronda de la Madres", de las "locas de la Plaza de Mayo", como las descalificaron los militares, sigue desafiando al tiempo y al clima.
En la presentación de su página web, la Asociación Madres de Plaza de Mayo dice: "El horror no sabe que esas mujeres contenían dentro imágenes, fotos, ademanes, pasos, voces de sus hijos; no las hace indestructibles, pero sí indomables, y las entrega a un sino que ya no podrán detener".
Y las Madres-Línea Fundadora dicen: "en un principio nos preguntábamos '¿a vos te pasa lo mismo que a mí?'. No nos importaba, ni nos importa, la ideología, ni la religión, ni la condición social de cada una; marchábamos unidas en el desgarro por el dolor del hijo ausente, enloquecidas porque nos habían arrebatado lo más entrañable".
"Con el tiempo el dolor se transformó en lucha y la lucha en resistencia activa que lejos de paralizarnos, nos movilizó y nos dio valor", enfatizan.
Esa lucha y ese valor hizo que tres de las primeras madres -Azucena Villaflor, María Eugenia Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga- fueran víctimas del accionar terrorista como sus hijos.
Las tres fueron secuestradas en diciembre de 1977 por un grupo de tareas de la Marina, llevadas a la ESMA, torturadas y arrojadas vivas al mar.
El 20 de diciembre de 1977 sus cuerpos aparecieron en las costas de Santa Teresita y fueron enterrados como N.N. en el cementerio de General Lavalle.
En 2005 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos, tres de los cuales correspondían a las madres, y ellas recuperaron sus nombres.
"Nuestros hijos tienen nombre. Nuestros hijos son y están, todos tienen nombre y apellido, son Beatriz, Juan, Carlos, Irene, Susana...y son los 30.000 que no sólo están en el recuerdo sino en la vida misma, en la construcción diaria de la memoria colectiva", dicen las Madres-Línea Fundadora.
"La fecha del 30 de abril fue el día que se eligió para quedarnos en la Plaza. ¿Pero cuándo nacieron las Madres? Las Madres nacieron el primer día que se llevaron un hijo y no apareció", sentenció alguna vez Hebe de Bonafini el destacar la lucha de la Madres.
Azucena Villaflor, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard, Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Elida de Caimi, una joven que no dio su nombre, María Ponce de Bianco y Rosa Contreras, parieron las Madres de Plaza de Mayo en el lugar donde nació la Patria.
Fuente: Télam