El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, aseguró hoy, en su homilía por el 25 de Mayo ante el presidente Mauricio Macri y miembros de su gabinete, que "buena parte del pueblo" no tiene una vida digna" y que "la inequidad genera violencia".
Poli brindó un mensaje centrado en la pobreza y habló de la "deuda social" que existe en nuestro país. Aseguró que "buena parte del pueblo" no tiene "una vida digna" y subrayó que "la inequidad genera violencia".
En su homilía, el cardenal primado recordó esta mañana en la Catedral metropolitana que "no puede haber realidad social que no pueda ser redimida, cambiada para bien", y pidió "dejarnos interpelar por la realidad humana que vivimos", reconociendo que muchos puedan pensar que "no hay motivo para una fiesta patria cuando buena parte del pueblo no está invitado", porque "carece" de las condiciones "para una vida digna".
En su mensaje, con foco en la pobreza, Poli consideró que "la inequidad genera violencia", algo que, según planteó, "dolorosamente hemos aprendido en nuestra historia".
Macri asistió al Tedeum en la Catedral en su primera actividad en el país tras su viaje a Ecuador, donde participó de la asunción presidencial de Lenín Moreno, sucesor de Rafael Correa.
Durante su estadía en Ecuador, Macri sufrió una descompensación como consecuencia de la altura, que no le impidió recuperarse para ser parte de la tradicional ceremonia religiosa por el aniversario número 207 de la Revolución de Mayo.
El propio jefe del Estado confirmó temprano, esta mañana, que sería parte de la ceremonia. "Me bajó la presión, tuve que hacer reposo hasta emprender la vuelta. Me chequearon acá cuando llegamos, a las 3 de la mañana, y me dijeron que estaba bien", señaló el Presidente.
En la Catedral, el mensaje del cardenal Poli incluyó comentarios sobre las estadísticas oficiales y el pedido de un compromiso general para superar lo que describió como "deuda social" en nuestro país. Si bien valoró las estadísticas oficiales, el arzobispo porteño subrayó que "los porcentajes invisibilizan el dolor de las familias" y pidió el compromiso generalizado de la sociedad: "Nadie puede sentirse excluido de hacer algo por el prójimo".
"La solución a nuestra deuda social interna depende prioritariamente de nosotros. Para eso, hay que apostar a las reservas morales, espirituales de nuestro pueblo, a su capital de trabajo e ingenio científico", aseguró el arzobispo porteño.
Macri llegó a la Catedral minutos antes de las 10. Lo hizo caminando, desde la Casa Rosada, por la avenida Rivadavia. Lo acompañó su esposa, Juliana Awada, en un recorrido del que también participaron el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo; el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, e integrantes del Gabinete.
La vicepresidenta, Gabriela Michetti, se sumó también a la delegación presidencial que asistió a la ceremonia. El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, también estuvo en la Catedral y sufrió una descompensación.
En el recorrido presidencial desde la Casa Rosada, Macri recibió los honores de las formaciones de la Fanfarria Alto Perú y del Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín.
En su mensaje en la Catedral, Poli pidió que la Virgen ayude "a gobernantes y pueblos a ser fuertes en la diversidad, superando la confrontación, buscando un consenso creativo para el progreso de nuestra Nación".
"Todos aspiramos a políticas de Estado que sostengan en el tiempo un desarrollo humano integral y respetuoso de la creación", sostuvo el arzobispo porteño en otro tramo de sus palabras.
En la Catedral, Macri depositó una ofrenda floral ante el mausoleo en el que descansan los restos del general José de San Martín. Tras las palabras de Poli, la ceremonia se cerró con los cánticos de acción de gracias y las estrofas del Himno Nacional.
Al salir de la Catedral porteña, el Presidente se retiró saludando a los presentes en las afueras del templo y las declaraciones sobre el mensaje de Poli quedaron a cargo del jefe de Gabinete, Marcos Peña. La agenda de festejos, que comenzó en la Casa Rosada con un chocolate caliente, en la previa al Tedeum, siguió con un almuerzo que incluyó locro y empanadas.