El obispo de Mar del Plata, presidió la misa de exequias ayer en la parroquia San Juan Bautista, ubicada en San Juan 2956. Concelebraron monseñor Antonio Marino, obispo emérito de Mar del Plata; y monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús, quien fue también párroco de la mencionada comunidad; y también participaron de la misa varios sacerdotes diocesanos. El templo se colmó de fieles que quisieron acercarse a despedir al querido sacerdote.
“Podemos decir que Ricardo de palabra y de obra, muchas veces nos edificó diciéndonos que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios Vivo. Lo hizo como sacerdote, vicario de la Catedral, como párroco de San Antonio y párroco de esta querida comunidad de San Juan Bautista. Qué lindo que muchos hayan podido venir. Muchos de ustedes no son de estas comunidades pero sí fueron formados por Ricardo y su equipo para llevar adelante la tarea de la pastoral de la salud, porque también lo hizo de manera tan clara y tan fuerte allí”, dijo monseñor Mestre en la homilía.
“Como signo particular, la presencia de las hermanas de la Caridad. Recordamos cuando Ricardo estuvo en Calcuta, conviviendo con las hermanas, el contacto directo con Madre Teresa de Calcuta; lo que permitió que rápidamente la comunidad de las hermanas pudiera estar en nuestra diócesis. Una etapa fuerte fecunda en la actividad y que después misteriosamente fue más fecunda pero no en el ejercicio directo por el peso de la enfermedad, sino en su entrega en los últimos años. A veces para los ojos del mundo, cuando no miramos con los ojos de la fe, recordamos más la actividad; pero el sacerdocio, la fe y el ministerio de Ricardo fue más fecundo estos últimos años, aunque humanamente o exteriormente hablando, pudo hacer menos que antes”, añadió Mestre.
“En esta misa tenemos que dar gracias a Dios, porque nos regaló la presencia de Ricardo en nuestras vidas, en la vida de la diócesis, de las comunidad, del servicio particular de la pastoral de la salud; en este hermoso testimonio de paciencia y alegría, en medio de la enfermedad. Creo que ninguno lo ha escuchado quejarse, siempre con esta actitud positiva de seguir adelante. Qué lindo testimonio de fe, llevado a la vida. Su palabra, su servicio, su entrega y esta actitud de serenidad, testimonian que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo. En esta misa te damos gracias porque nos regalaste a Ricardo en la vida de nuestra diócesis que misteriosamente, en los designios de Dios, me tocó recibir la ordenación y una vez que terminó la fiesta se dio la Pascua de Ricardo, que es dolor, pero también es fiesta para los que tenemos fe”, puntualizó el prelado.
Finalmente, el nuevo obispo de Mar del Plata pidió, “que camino a la gloria, él sea en fe y en esperanza, intercesor por la realidad de la vida diocesana de cada una de nuestras familias, y de manera particular en este servicio tan importante como lo es la pastoral de la salud”.