Los embajadores de Pekín y Moscú han coincidido en tratar de calmar los ánimos en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Corea del Norte.
“La cuestión de la península (de Corea) debe resolverse por vías pacíficas. China jamás consentirá caos y guerra en la península”, ha declarado en la reunión Liu Jieyi, embajador de la República Popular China ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), tras constatar un “deterioro constante en estos mismos momentos” y la creación de un “círculo vicioso”.
La escalada de tensión, iniciada en julio al detectar Washington que Pyongyang había adquirido antes de lo esperado la capacidad de montar ojivas nucleares miniaturizadas sobre misiles balísticos intercontinentales capaces de alcanzar el territorio norteamericano, ha llegado este lunes a amenazas mutuas de empleo de armas atómicas entre ambos países.
China ha reaccionado en las últimas semanas al crecimiento de la capacidad militar norcoreana apoyando “al 100 %” la anterior ronda de sanciones del Consejo de Seguridad y evocando este mismo lunes la posibilidad de un embargo total de petróleo a su vecino, pero, por otro lado, ha reaccionado también con dureza contra las sanciones estadounidenses que afectan a su economía.
En el mismo sentido, se ha expresado también hoy el embajador ruso ante el CSNU, Vasili Nebenzia, señalando “una necesidad urgente de mantener la cabeza fría y abstenerse de toda acción que pueda hacer escalar más las tensiones”. El representante ruso ha defendido negociaciones diplomáticas como única manera de resolver la crisis relativa a los programas nuclear y balístico norcoreanos. Moscú apoya una propuesta china de detener el progreso en esos campos de Pyongyang a cambio de que EE.UU. suspenda las frecuentes maniobras militares conjuntas que lleva a cabo con Corea del Sur en las inmediaciones del territorio del norte.
Esa propuesta ha sido tildada, sin embargo, de “insultante” por la embajadora estadounidense en el organismo, Nimrata ‘Nikki’ Randhawa Haley, que ha exigido las “medidas más fuertes posibles” para incrementar al máximo la presión sobre Corea del Norte, país al que ha tachado de “régimen rebelde”.