Máxima tensión se vivió en el Congreso Nacional, que finalmente terminó con un revés para el Gobierno, a raíz de que la sesión fue suspendida y se trabó la sanción definitiva de la ley.
En medio de gritos y acusaciones de la oposición, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, levantó la sesión en la que se debía tratar la reforma previsional luego de que la oposición denunciase represión en las inmediaciones y cuestionase la legitimidad del quórum conseguido minutos antes.
Pasadas las 14:30, el presidente de la Cámara baja había dejado abierta la sesión al afirmar que se había conseguido la presencia de los 129 diputados en el recinto necesarios para el quórum. Minutos después un grupo de diputados de la oposición se acercó al escritorio de Monzó donde a los gritos y empujones denunciaban que no se había conseguido el número necesario de diputados presentes para abrir la sesión.
En el tumulto se podía ver al presidente del bloque del FpV-PJ, Agustín Rossi, a sus compañeros de bancada Axel Kicillof y Horacio Pietragalla, al diputado del Movimiento Evita Leonardo Grosso y a la legisladora del Frente de Izquierda Romina Pla, entre otros.
Desde su banca, el presidente del bloque PRO Nicolás Massot denunciaba “actos de patoterismo” por parte de la oposición, al tiempo que continuaban los gritos en el recinto.
Fue finalmente la diputada Elisa Carrió la que pidió que se levantara la sesión ante los hechos de “violencia” que se estaban viviendo en el recinto.
“Lo peor que se puede hacer es sesionar en este clima de violencia que no ha sido generado por el interbloque de Cambiemos. La violencia se opone a la constitución y a la paz. Como rechazamos la violencia le pido al señor presidente que levante esta sesión escandalosa”, afirmó.
En tanto, la diputada adelantó que el oficialismo insistirá con el proyecto: “No vamos a contestar a su violencia con su violencia. Vamos a ganar la votación, será esta semana o la otra”.