El jefe de Gabinete Marcos Peña admitió en su presentación ante Diputados que la nave tenía como objetivo táctico secundario identificar buques y aeronaves que operan desde Islas Malvinas.
Aunque desde el inicio de la búsqueda tanto la Armada como el gobierno de Mauricio Macri sostuvieron que, al momento de su desaparición, el submarino ARA San Juan sólo se hallaba realizando maniobras de entrenamiento, el jefe de Gabinete Marcos Peña echó ahora por tierra esa versión.
A cuatro meses de la desaparición de la nave y sus 44 tripulantes, Peña admitió en el informe que entregó ayer en Diputados que "el objetivo táctico prioritario de esta patrulla era la localización, identificación, registro fotográfico/fílmico de buques frigoríficos logísticos, petroleros, buques de investigación de otras banderas, que se encontraran realizando alijo con un buque pesquero".
"Como objetivos materiales secundarios de esta actividad se establecieron buques y aeronaves que operan desde las Islas Malvinas" puntualizó.
Peña admitió así que la misión del submarino no era meramente realizar maniobras de entrenamiento sino que, al responder a la pregunta 456 que le hicieron llegar los diputados, admitió que realizaba tareas de espionaje.
Entregó además un documento calificado de "confidencial" en el que se indica que "es de interés de este comando obtener la identificación mediante imágenes fotográficas o video de los buques de interés en dicha área (denominada "Juliana") y registrar su actividad". En el listado de los objetivos se enumeran barcos frigoríficos, petroleros, pesqueros, pero también "Aeronaves RAF130 (de la Real Fuerza Aérea británica" y "aeronaves de gobernación Malvinas".
De acuerdo con cronograma previsto en dicho documento el ARA San Juan debía a partir del 15 de noviembre realizar un despliegue al área "Milagros" para proceder a un ejercicio de "Ataque submarino". Ese mismo día se registró la última comunicación con el submarino.