Dentro de los nombres que Mauricio Giganti pretendía que se queden, el de Gonzalo Lucero era uno de los más requeridos, el neuquino tuvo un gran primer año en el "Torito" y es una carta importante para encarar lo que viene.
Cuando Lucero llegó a Alvarado, era una apuesta. Tenía sólo 23 años, había jugado siempre en Independiente de Neuquén y había que ver cómo se adaptaba a un club de la dimensión de Alvarado, lejos de su casa. Sin embargo, se acomodó desde el primer día como si no hubiera nada nuevo, con su juego desequilibrante y su desfachatez, se ganó un lugar de privilegio en la consideración, arrancó en el banco, pero siempre fue primera alternativa para el entrenador y se metió en el equipo titular.
Hoy, con 24 años (2 de abril de 1994), vuelve como una realidad y será una pieza clave en el armado del equipo, pudiendo ser utilizado tanto por la derecha como por izquierda, ofrece desequilibrio mano a mano, se asocia con los volantes de buen pie y acompaña a los delanteros. Además, aporta sacrificio para la recuperación y también es una opción en la pelota detenida.
En la temporada pasada, Lucero jugó 25 de los 29 partidos del equipo de Giganti, anotó cuatro goles y fue uno de los rendimientos más parejos. El miércoles ya se incorporó a las prácticas y se sumó a los arqueros Matías Quinteros y Matías Degrá, los defensores Martín Quiles, Emanuel Urquiza y Matías Degrá, y el mediocampista ofensivo Brian Visser, junto a un grupo de jugadores que serán observados por Giganti.