El ex subcomisario de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz fue condenado a prisión perpetua por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en los centros clandestinos de detención que funcionaron en la División Cuatrerismo de la Brigada Güemes, en La Matanza, y en la Comisaría 1° de Monte Grande, de Esteban Echeverría.
El Tribunal Oral Federal 6 condenó a Echecolatz por los delitos de homicidio agravado por alevosía (tres casos), violación y abuso deshonesto (uno), abuso deshonesto (seis), privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados por la condición de perseguido político de la víctima (100).
Cuando el presidente del tribunal, Fernando Canero, leyó la sentencia, el público comenzó a festejar. Etchecolatz -de campera azul y bastón- sonrió y besó el rosario que tenía sobre el pecho.
Los jueces Canero, José Martínez Sobrino y José Panelo también condenaron a prisión perpetua al ex jefe del Área Militar 112, Federico Antonio Minicucci. En tanto, los ex agentes de la policía bonaerense Nildo Delgado, Alberto Bulacio y Daniel Mancuso fueron condenados respectivamente a siete años y medio de prisión, a ocho años y a seis años. A todos se los consideró responsables de los delitos de privación ilegal de la libertad y tormentos agravados.
Por su parte, fueron absueltos los subinspectores José Félix Madrid y Guillermo Horacio Ornstein y los agentes Carlos Alberto Tarantino y Ángel Salerno. Cuando se leyeron esas acusaciones el público lo reprobó y cantó "como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar".
La fiscal Ángeles Ramos había pedido en sus alegatos condena para todos los acusados.
Antes del veredicto, Etchecolatz expresó sus últimas palabras y dijo ser víctima de una "despiadada persecución judicial".
"A lo largo de estos juicios, no se me otorgó ninguna garantía. Señores jueces, es gravísimo que aquí en la Argentina se manipule la ley y la justicia", dijo el represor condenado, y criticó que se le haya revocado la prisión domiciliaria.
"Somos presos olvidados por la Justicia, estamos condenados a muerte, a una muerte lenta en el encierro. Así es la justicia argentina, una aviesa y retorcida condena a muerte, un plan de exterminio", dijo el represor.