Es a raíz de la suba del dólar que se registró ultimamente, sumado al incremento del barril del petróleo y a un nivel de inflación que se mantiene alto.
Los argumentos para una nueva suba de los combustibles, la segunda en el año, que se prevé sea del 3%, son múltiples. Entre ellas, la cotización del Brent, que se negocia a futuro y es la referencia que toma la Argentina, tuvo un salto de más de un 8% desde que comenzó febrero (pasó de los U$S 61 por barril a más de u$s 66 este lunes).
El repunte de la cotización del dólar, que en la jornada de apertura de la semana cerró en $ 39,70.
Y la inflación, que impacta directamente en el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) y que se actualiza por trimestre (marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año). Como entre octubre y diciembre el índice de precios minorista fue de un 11,3%, solo por este dato el litro de nafta deberá costar $0,91 más caro, en tanto que el gasoil aumentará $ 0,57. Este nuevo incremento se produciría un mes después del aplicado a comienzos de febrero, cuando Shell elevó sus precios un 2% promedio, mientras que YPF anunció una suba del 1,6%.