Francisco abrió este jueves en el Vaticano una cumbre de tres días sobre la pederastia de los curas, un fenómeno contra el cual las víctimas exigen más que nunca un castigo contundente.
"Escuchemos el grito de los niños que piden justicia", clamó el papa al invitar a patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y superiores religiosos a encarar la "plaga de los abusos sexuales" cometidos por miembros de la Iglesia.
Por primera vez en la historia, los 200 líderes de la Iglesia católica en todo el mundo se reúnen a pedido del Papa quien desea cambiar la mentalidad de los obispos con un método muy jesuita, a través de tres días de debates, discursos, reuniones intercaladas con oraciones, pero sobre todo escuchando los conmovedores testimonios de víctimas de abusos sexuales cuando eran niños.
"Se necesita ser concretos", instó el pontífice tras reconocer que "el pueblo de Dios nos mira y se espera no obvias y simples condenas sino establecer medidas concretas y eficaces". Su papado se ha visto ensombrecido por la multiplicación de denuncias en Estados Unidos, Chile, Australia o España.
"Es el momento de la verdad. Aunque dé miedo y nos humille", reconoció el arzobispo maltés Charles Scicluna, entre los mayores expertos sobre el tema y uno de los organizadores de la cumbre.