El obispo presidió la misa de Pascua en la parroquia Cristo Resucitado, ubicada en Nápoles y Friuli, barrio El Martillo. Acompañado por el joven párroco Sebastián Vercellone y gran cantidad de fieles que se acercaron a la eucaristía en el pequeño templo de la periferia marplatense.
Con el Domingo de Pascua, concluye la Semana Santa y comienza el Tiempo pascual, donde se prolonga la alegría de la resurrección de Jesús. Inmediatamente, monseñor Mestre partió a Roma para participar de la “visita Ad Limina” en Roma, que todos los obispos argentinos le hacen al papa Francisco en su sede durante este año.
“Queridos hermanos, hoy es un día de fiesta doble para ustedes, por la Pascua de Señor y por la fiesta patronal de esta parroquia, con su sede y sus capillas, y el anexo del colegio Jesús Obrero. Pensaba a la luz de los muchos temas que nos puede regalar la Pascua, en palabras clásicas de este tiempo pascual: agua, luz y vida. Agua que purifica, luz que ilumina y vida que transforma”, inició diciendo el obispo en su homilía.
“El tiempo pascual es un momento propio para renovar la gracia del bautismo que nos purifica. En este sentido, así como muchos se desesperan para que caiga una gotita de agua bendita, hoy tenemos que pensar dónde tiene que caer la gota del agua bendita que purifica mi vida. Preocuparnos para que esa gotita espiritual pueda tocar ese sector de mi vida, que hoy necesita ser purificado”, continuó monseñor Mestre.
Luego explicó sobre la luz “la belleza del cirio pascual que engalana hoy nuestra celebración y que comenzó con la Vigilia Pascual representa a Cristo . La luz ilumina, y eso es lo que necesitamos de Cristo para nuestra vida en este tiempo pascual. Él viene a Iluminar la oscuridad y la tiniebla que hoy podemos percibir a nivel personal, comunitario, social con tantos problemas e injusticias. Deja iluminar por Cristo, eso que en tu vida tenés que discernir en este momento. Él es la luz y te dará la claridad necesaria para que puedas discernir el camino que tenés que transitar”.
Finalmente en su reflexión sobre la palabra vida, explicó: “Jesús es camino, verdad y Vida. Él es la vida con mayúscula, Él nos viene a traer vida en abundancia, qué lindo si en este tiempo pascual dejamos transformar nuestra vida con minúscula, por Cristo que es la vida con mayúscula y que viene a transformarlo todo. Cuánto mal le hace a nuestra vida, la dureza, la rigidez, la tosquedad, en nuestro trato, en nuestro compromiso y en nuestras actitudes cotidianas, que en este tiempo podamos superarlas para tener realmente un corazón de carne.
Durante las intenciones, todos los fieles rezaron por la próxima “visita Ad Limina” de monseñor Gabriel Mestre a Roma y él explicó a todos en qué consistía. “Nos toca la semana que viene al primer grupo de obispos argentinos. Por eso esta tarde estoy viajando a Roma, con alrededor de 27 obispos de la región platense, litoral y nea, y viajo por ejemplo entre otros con monseñor Puiggari, actual arzobispo de Paraná. Allí compartiremos con el papa Francisco y con cada uno de los organismos para presentarles cómo está la diócesis, para dialogar y para que el Papa y sus colaboradores, nos ayuden para poder ‘caminar con firmeza en la audacia del espíritu’. Me toca la gracia de realizar esta visita con un año y medio de obispo; por cuestiones de agenda y económicas hacía diez que no se hacía por parte de los obispos argentinos. No sólo le presento este año y medio, sino todo lo que fue el pastoreo de monseñor Marino, y parte del de monseñor Puiggari en nuestra diócesis. Les pido una oración especial por el obispo que lleva la vida de todos ustedes, de las comunidades y también recen por el papa Francisco y la Santa Sede en Roma”.