Se llama Martín Kremer y eligió la Formación Profesional como herramienta para cumplir sus sueños hace cuatro años. Ahora pasará de las barras de un crucero de 2600 pasajeros, a las de uno de 5000.
Tiene tan solo 24 años y desde noviembre estará detrás de la barra de uno de los cruceros más grandes y novedosos del mundo.
Cuando aún cursaba su último año de secundario (nocturno y a distancia en la UTN), Martín decidió destinar el resto de su día a formarse en hospitalidad y servicios. Fue así que en el 2015 ingresó a la Escuela de Hotelería y Gastronomía de UTHGRA donde realizó en simultáneo varios cursos, como Profesional de Servicios de Salón que comprendía Mozo; Barman (con la docente Hortensia Farías), Auxiliar de Sommelier, inglés y turismo. Se cursaba todos los días por la mañana. Y a la tarde, como estaba libre, aprovechó a realizar Cocina 1 y Organizador de Eventos.
“Fue un año intensivo que me dediqué a estudiar. Un año es poco para ser muy bueno en algo, pero tenés un pantallazo de lo que es todo el servicio para trabajar en hospitalidad”, afirmó quien tenía en mente en aquel momento el objetivo de trabajar en cruceros: “Pero de la escuela al crucero hay algo muy importante que es la experiencia laboral, porque los barcos manejan, por ejemplo, 2600 pasajeros como el Norwegian Star en el que comencé, a la mitad de una vuelta al mundo en febrero de 2017”.
Fue así que antes de terminar los cursos ya había comenzado a trabajar en el bar RT con el afamado bartender Matías Merlo y luego en su Tiki Bar, en la zona de Alem. “Una vez que terminé –recuerda- la temporada me mudé a Buenos Aires a trabajar en eventos VIP para la empresa RF- Bares en eventos, que por ejemplo tuvo a cargo la barra del encuentro entre Obama y el presidente Macri. Un día, por mandar, envié a la reclutadora de personal para cruceros. A los dos días tuve una entrevista por videollamada, luego me volvieron a contactar con respuesta favorable para un segundo paso de entrevista con alguien de alto mando de la compañía, de manera presencial, y con una clausula muy importante: alto nivel de manejo del inglés, es primordial”.
Su primer contrato de 8 meses fue como camarero de bar, para tomar la experiencia necesaria que le permitiría luego, en su segundo contrato, llegar a encargarse de la barra del bar de margaritas. “En ese buque hay 14 barras temáticas. La que me tocó es una de las más divertidas porque te permiten hacer flair, jugar con botellas, cocteleras, aparte hay karaoke y mucha onda latinoamericana. Meses más tarde estuve a cargo del Irish Pub”.
Y ahora, tras esta visita a sus padres, le anunciaron que se sumará al nuevo crucero Norwegian Encore, que están terminando de construir en Alemania, el último barco grande que hará la compañía, de más de 20 pisos y 5000 pasajeros con una pista de karting grande y un escenario para jugar al paint ball con lasers, como principales detalles.
Hoy con la experiencia vivida y la que aún piensa alcanzar, asegura que “llegar con formación, con un estudio de hospitalidad y experiencia laboral te ayuda a comenzar en un puesto específico y no ser el “che pibe”, como se dice. En el crucero la experiencia total de la gastronomía se puede perder por cualquier error muy pequeño; por eso aprender a controlar y dar un buen servicio es fundamental”.
Sobre su futuro, piensa: “Es una vida sacrificada, sí, porque estás lejos pero llevo tres contratos ya y aún hay una posición más a la cual me gustaría llegar, como Jefe de Barra o Coctelería, pero no sé cuándo puede pasar. Mientras me sienta motivado, sienta que sigo aprendiendo, voy a seguir navegando”.