Por segundo día se llevó a cabo la medida de fuerza que paralizó el transporte y se sintió en fábricas y escuelas.
Los viajeros frustrados en toda Francia se toparon por segundo día consecutivo con un caos en el transporte, mientras los sindicatos trabajan para lo que esperan sea una larga protesta contra los planes del presidente, Emmanuel Macron, para rediseñar el sistema nacional de jubilación.
La mayoría de los trenes pararon, incluyendo los del metro de París y los atascos se multiplicaron en las carreteras de todo el país.
El Palacio de Versalles cerró y el Museo del Louvre advirtió a los visitantes que podrían encontrarse con demoras y algunas galerías cerradas. La Torre Eiffel volvió a recibir turistas, pero éstos no se salvaron de sufrir las consecuencias de las protestas.
“Llegué a París hoy, pero llevo dos horas intentando encontrar un autobús o un tren”, dijo Zaeen Shoii, de Pakistán, en la estación Gare de l’Est.
Envalentonados por la mayor muestra de descontento público en años, los sindicados anunciaron nuevas protestas, “intergeneracionales” y a nivel nacional, para el martes contra una reforma que ven como un ataque a los derechos conquistados por los trabajadores.