El presidente Mauricio Macri se despidió del gobierno con un acto en Plaza de Mayo, donde saludó con un "hasta pronto"; instó a la gente a "no estar angustiada" por lo que viene, pues "es un paso más de aprendizaje y crecimiento hacia el futuro", y exhortó a "cuidar a la querida Argentina para que no la roben, no la maltraten, no la estafen ni la descuiden nunca jamás".
Al hablar a una multitud que llenó la plaza desde un escenario colocado en el histórico paseo, cerca de la Pirámide de Mayo y a unos metros de las vallas que rodean la Casa Rosada, Macri instó a "defender la democracia, la calidad institucional y nuestras libertades" y prometió a su sucesor, Alberto Fernández, que "puede confiar en que después de mucho tiempo va a encontrar una oposición constructiva y no destructiva".
"Me da tristeza ver que muchos de ustedes están angustiados acerca de lo que viene. No tenemos que estar angustiados, es un paso más de aprendizaje y crecimiento hacia ese futuro que todos deseamos", sostuvo Macri, mientras la gente decía "sí", admitiendo que tiene ese supuesto temor.
También sostuvo que "todos queremos justicia, tenemos que cuidar a nuestra querida Argentina de que no la roben, no la maltraten, no la estafen ni la descuiden nunca jamás". Y expresó que en el acto, gobernantes y ciudadanos comunes estaban "por la República, el respeto de las leyes, por nosotros y nuestros hijos".
Macri, de camisa celeste arremangada y pantalón azul, estuvo acompañado en todo momento por su esposa, Juliana Awada, que lució un vestido largo color violeta con incrustaciones plateadas, y el senador peronista y ex candidato a vicepresidente Miguel Angel Pichetto, vestido con un ambo azul y camisa celeste.
Los tres se asomaron al balcón de la Casa Rosada cerca de las 18.45, tras unos breves saludos donde hubo ovaciones a Macri y Pichetto (a quien el primer mandatario alzó el brazo izquierdo) y la entonación del Himno Nacional, descendieron por las escaleras a la calle para ir al escenario desde el cual el jefe de Estado habló unos diez minutos.
En la vereda de la Casa Rosada fueron recibidos por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. Luego se trasladaron entre la multitud hasta subir al escenario, de donde, tras el discurso, Mauricio Macri -quien derramó algunas lágrimas al final- fue bajado en andas.
Antes del acto subieron al tablado durante unos minutos el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi.
También se mezclaron con el público (que portaba banderas argentinas y pancartas con agradecimientos a Macri y al gobierno) funcionarios nacionales y provinciales y legisladores, como la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich; su par bonaerense y diputado nacional, Cristian Ritondo, y el senador nacional y dirigente ruralista Alfredo De Angeli.
Tras iniciar su mensaje con un "buenas tardes, argentinos" y con varios "gracias de corazón", Macri sostuvo que "me guardo tantas cosas que hemos vivido juntos que me va explotar este corazón, que es más de ustedes que mío".
Agradeció a la gente por "acompañar estos cuatro años de transformaciones poniendo todo" e hizo "una mención mención especial a las mujeres que se movilizaron de manera impresionante en estos cuatro años".
"Lo único no negociable son nuestras libertades, por eso también todos queremos una justicia independiente, que se base en la ley, en los procedimientos, en las pruebas, como siempre tiene que ser y no en los discursos políticos", advirtió también en referencia a la declaración reciente de la ex presidenta Cristina Fernández en el juicio en su contra.
"Todos queremos justicia, tenemos que cuidar a nuestra querida Argentina de que no la roben, no la maltraten, no la estafen ni la descuiden nunca jamás", exhortó, y llamó a estar "ahí para custodiar los avances que hemos hecho y la libertad. ¡Viva la libertad!"