El reclamo fue en el domicilio ubicado en Alvarado y Olavarría, donde Organismos de Derechos Humanos expresaron su absoluto rechazo a la prisión domiciliaria de Gustavo Modesto Demarchi otorgada por los jueces Victor Bianco, Luis Imas y Alfredo Ruiz Paz.
Gustavo Modesto Demarchi fue condenado a prisión perpetua en 2016 por seis crímenes cometidos en 1975, cuando era líder de la CNU, Concentración Nacional Universitaria en Mar del Plata. Fue encontrado coautor responsable de los homicidios de Enrique Elizagaray, Guillermo Enrique Videla, Jorge Enrique Videla, Jorge Lisandro Videla y Bernardo Goldemberg, la privación ilegítima de la libertad agravada por media violencia y el homicidio calificado de María del Carmen “Coca” Maggi, y por el delito de asociación ilícita, como jefe de la organización .
“Nuestra vida cotidiana será empañada por la certeza que tenemos nuevamente al asesino de nuestros familiares y compañeros entre nosotros y que nadie nos garantiza que no pueda nuevamente mover los hilos para hacer daño. Esta decisión además de significar una afrenta a la Justicia dado que está condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, es un nuevo martirio a sus víctimas, a sus familiares y sobrevivientes”, señalaron los manifestantes en un documento.
Indicaron además que las víctimas de Demarchi y la CNU “no fueron elegidas al azar”, todas tenían un “compromiso militante desde la resistencia política y social en los distintos frentes” y buscaban “una sociedad igualitaria”.
“Demarchi era el único fiscal federal durante la década del setenta, por lo que los secuestros, torturas, persecuciones y homicidios cometidos por él y su banda debían ser investigados por él mismo, en su propia fiscalía, lo que grafica hasta qué punto la justicia fue en algunos casos partícipe y en ortos cómplice del genocidio”, puntualizaron.
“Mientras que una parte de la justicia trata de impulsar las causas por delitos de Lesa Humanidad, esta máquina perversa compuesta por Jueces y fiscales apañados por sectores políticos, económicos y mediáticos reaccionarios aplica de manera encubierta una suerte de 2×1, plantando en cada barrio un genocida, trasmitiendo un mensaje muy peligroso que tiene que ver con la impunidad a través de las décadas”, concluyeron.
Por último reclamaron que "a Justicia se ponga de una vez los pantalones largos y tome resueltamente lo que a nivel internacional no se cuestiona ni se practica: ningún condenado por delitos de lesa humanidad puede tener morigeración en su pena salvo que esté en trance de muerte”.