Más de mil personas se manifestaron y participaron ayer de una misa celebrada frente al boliche Le Brique en la ciudad de Villa Gesell, en el sitio donde fue asesinado a golpes Fernando Báez Sosa, y reclamaron el fin de la violencia y justicia por el crimen del que se cumplió un mes y por el que están imputados diez rugbiers.
Desde las 18, a medida que caía el sol en una tarde templada y algo ventosa, vecinos de la localidad balnearia y turistas que eligieron la segunda quincena de febrero para sus vacaciones se sumaron a la convocatoria, que contó con un mensaje del Papa Francisco, para repudiar el asesinato del joven, ocurrido en la madrugada del 18 de enero último.
Con carteles con leyendas como "justicia por Fernando" y "no fue una desgracia, fue un crimen", residentes y visitantes se acercaron hasta Avenida 3 y Paseo 102, para concentrarse frente al local cerrado de Le Brique, el sitio donde Báez Sosa (18) fue golpeado hasta que murió, luego de haber sido expulsado del boliche junto a un grupo de amigos.
El pedido de justicia por el homicidio que sacudió al balneario en plena temporada de verano se amplificó con una fuerte carga emotiva en una misa presidida desde las 19 en el lugar del crimen por el obispo de la Diócesis de Mar del Plata, Gabriel Mestre, quien inició la ceremonia cuando finalizaba el acto encabezado por los padres de Fernando en la Ciudad de Buenos Aires.
Mestre, quien durante dos años fue párroco de Villa Gesell, leyó un mensaje enviado especialmente por el Papa Francisco el último domingo de cara a esta misa "al cumplirse un mes del asesinato", y brindó su "compañía espiritual" ante este momento.
"El querido Papa Francisco se hace presente en este momento de oración profunda", señaló el prelado, y llamó a todos los presentes a ser "artesanos de la paz".