Por primera vez, Francisco no se asomó a la plaza de San Pedro a rezar el ángelus. La medida fue tomada para evitar la propagación y el contagio del virus Covid-19.
Francisco no se asomó este domingo a la plaza de San Pedro a rezar el ángelus como lo hace habitualmente y en lugar de eso lo hizo desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.
Desde ese lugar el Sumo Pontífice emitió la plegaria vía streaming desde su página web VaticanNews y a través de pantallas en la plaza de San Pedro.
La Santa Sede se acoge así a las nuevas medidas italianas para contener el coronavirus, que prohíben aglomeraciones y disponen una distancia de un metro entre personas para evitar más contagios, debido a que más de 4.600 personas ya fueron diagnosticadas en Italia con el Covid-19, y hubo 197 fallecidos.
El Vaticano recurrirá de nuevo a un video en directo para la audiencia del próximo miércoles.
“Estas decisiones son necesarias para evitar los riesgos de difusión del Covid-19 debido a las aglomeraciones en los controles de seguridad para acceder a la plaza, como piden las autoridades italianas”, expresó el Vaticano en un comunicado.
Además, hasta el 15 de marzo no permitirán que los fieles participen en las misas en Santa Marta, y el pontífice celebrará la Eucaristía en privado, informó Ansa.
El coronavirus llegó esta semana al Vaticano, que encontró su primer caso en un hombre adulto mayor que acudió a su ambulatorio y fue trasladado a otro hospital de Roma para hacerle más pruebas.
Inmediatamente, la Santa Sede suspendió temporalmente para desinfectar los servicios en el ambulatorio del Vaticano.
Hasta ahora en la Santa Sede habían optado por cancelar algunos eventos programados en espacios cerrados para los próximos días por el brote, pero no las audiencias públicas al aire libre.
Además colocó dispensadores con desinfectante para las manos en las oficinas con acceso al Estado de la Ciudad del Vaticano, donde hay una enfermera y un médico de guardia disponibles las 24 horas en caso de que haya pacientes con síntomas.
La caída del turismo por la emergencia sanitaria también afecta el Vaticano, donde han desaparecido las colas para entrar en la basílica de San Pedro o en los Museos Vaticanos, con una reducción que ronda el 60%.