Unos 25 millones de personas podrían perder sus empleos a causa del coronavirus si no hay una respuesta internacional coordinada para contener la pandemia, advirtió hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El organismo de la ONU dijo que si el mundo elabora y aplica políticas de respuesta consensuadas -como ocurrió durante la crisis financiera de 2008-, el impacto sobre el empleo sería significativamente menor.
En un informe publicado en su página web, la OIT pidió la adopción de medidas urgentes, a gran escala y coordinadas basadas en tres pilares: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos.
Esas medidas incluyen la ampliación de la protección social, el apoyo para mantener el empleo (es decir, el trabajo a jornada reducida, las vacaciones pagadas y otros subsidios) y la concesión de ayudas financieras y desgravaciones fiscales, en particular a las microempresas y pequeñas y medianas empresas.
Además, propone medidas de política fiscal y monetaria, así como préstamos y ayuda financiera a sectores económicos concretos.
Las estimaciones de la OIT en base a las hipótesis sobre las consecuencias del COVID-19, indican un aumento del desempleo mundial de entre 5,3 millones, la basada en la hipótesis "prudente", y de 24,7 millones en el caso de la basada en la hipótesis "extrema".
El número de desempleo que toma como referencia es de 188 millones, de 2019.
Se prevé además un aumento exponencial del subempleo, ya que las consecuencias económicas del brote del virus se traducen en reducciones de las horas de trabajo y los salarios.
Las caídas del empleo también conllevan grandes pérdidas de ingresos para los trabajadores. El estudio estima que éstas se situarán entre 860.000 millones de dólares y 3,4 billones de dólares a finales de 2020.
Esto se traducirá en caídas en el consumo de bienes y servicios, lo que a su vez afectará a las perspectivas de las empresas y las economías.
También se prevé un importante aumento de la pobreza laboral, ya que "la presión sobre los ingresos resultante de la disminución de la actividad económica tendrá un efecto devastador para los trabajadores que se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza".
La OIT estima que entre 8,8 y 35 millones de personas más estarán en situación de pobreza laboral en todo el mundo, frente a la estimación original para 2020, que preveía una disminución de 14 millones en todo el mundo.
La nota de la OIT advierte que la crisis del empleo podría afectar a determinados grupos de manera desproporcionada, y por consiguiente agravar la desigualdad.
Entre ellos se encuentran las personas con trabajos menos protegidos y mal pagados, en particular los jóvenes y los trabajadores de edad, así como también a las mujeres y a los migrantes.