El obispo diocesano Gabriel Mestre, quién se recuperó tras ser contagiado de coronavirus y recibió el alta en las última horas, dio cuenta de la experiencia vivida en las últimas dos semanas debido a la enfermedad y que le sirvieron "para redescubrime como instrumento de Dios, con un corazón puro y sano".
"Ayer a la tarde (por el viernes) me dieron el alta mi médico particular y las autoridades sanitarias del municipio, lo que permite que con los protocolos correspondientes y los cuidados, comenzar a tener algunas actividades", afirmó Mestre en diálogo con Néstor Gambini, de LU6.
Puntualizó luego que, por razones obvias, "no he visitado ninguna parroquia de la diócesis que abarca 9 distritos del sudeste de la provincia de Buenos Aires y me he mantenido en General Pueyrredon teniendo el permiso para circular, cosa que he evitado para evitar alguna situación de posibles contagiosos".
Consultado sobre las etapas de su recuperación, Mestre reflejó que "en los últimos 5 días no he tenido ningún síntoma", al tiempo que preguntado sobre lo que se le cruzó por la mente al enterarse que tenía coronavirus, dijo que "primero pensé que no lo tenía porque no había perdido ni el gusto ni el olfato y creí que era un estado gripal".
"Al momento que me lo confirmaron, en un punto dije qué misterioso como Dios me asocia en parte a tantas personas que padecen de manera directa la enfermedad y en sus familiares o personas queridas. Por eso, brotó desde mi corazón, mas allá de las molestias objetivas, pedirle al Señor que de ésto hay que aprender algo y que Vos quieras enseñarme", agregó.
A la hora de preguntársele si mientras estuvo aislado pensó mucho, Mestre respondió que "sí. Tengo un estilo bastante andariego, el tener que estar encerrado en mi cuarto sin siquiera tener contacto con los otros tres sacerdotes de la catedral, me sirvió para pensar, rezar y reflexionar".
"Los primeros días, la fiebre y el dolor de cabeza fueron molestos pero ya, en la segunda etapa, sirvió para redimencionar la vocación que tengo como obispo y confirmar esto que tiene que ver con redescubrime como instrumento de Dios y tener un corazón puro y sano", destacó Mestre.
Reiteró que los 14 días en los que estuvo aislado "se dividieron en tres etapas: la primera, con fiebre y dolor de cabeza molestos más malestar intestinal que me llevó a dormir de manera entrecortada".
"Ya en la segunda etapa, mejor, con poca fiebre y un menor dolor de cabeza con lo que recuperé el sueño y, en los últimos 4 o 5 días, volvió a la normalidad sin ningún tipo de molestias, con buen descanso, y la posibilidad de leer y rezar", amplió.
Finalmente recordó en este sábado tan especial (Asunción de la Virgen), realizará una actividad virtual "con la particularidad que la parroquia de la Asunción de la Virgen fue mi primera parroquia, cuando monseñor Arancedo me hizo párroco de esa comunidad en la que estuve casi 8 años".