Este domingo falleció a los 83 años tras luchar contra una dura enfermedad, Jorge Cupeiro, uno de los mejores pilotos de la década del sesenta en el Turismo Carretera.
El Gallego logró 41 victorias en todas las categorías que corrió, entre ellas el Turismo Carretera donde logró sus triunfos con el mítico Chevytú, uno de los autos que cambió la historia de la categoría. También integró la Misión Argentina con los Torino en Nürburgring.
Nació el 15 de octubre de 1937 en la Ciudad de Buenos Aires. Empezó corriendo en motos, donde entre los 18 a los 23 años compitió en las cilindradas 50 cm3, 250 cm3 y 350 cm3 en nuestro país y en Chile. Disputó más de 300 carreras y saltaba de una cilindraba a la otra. Los domingos podía llegar a de correr en hasta cinco categorías y muchas marcas, NSU, Gilera, Guzzi, Aermacchi y Honda.
El destino, las casualidades, las relaciones en el ambiente del automovilismo, hicieron que las vidas de José Froilán González (el primer ganador con una Ferrari en la F1), se cruzaran con dos hermanos de la localidad bonaerense de Sáenz Peña, Aldo y Reinaldo Bellavigna.
Cupeiro alcanzó su momento cumbre gracias al Chevrolet Súper Nova (el Chevytú), un auto que había importado de los Estados Unidos José Froilán González, su padrino deportivo.
En 1965 logró nueve victorias y le peleó el título con los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi (Ford). No le alcanzó, le arrebataron ese honor en la última fecha. Al año siguiente logró otras tres coronaciones.
Cupeiro supo luchar palmo a palmo contra los Hermanos Emiliozzi y también corrió en Europa junto a la Escudería Automundo de Fórmula 3 en 1966 y aunque pudo correr en Fórmula 1, prefirió retornar al país.
En las temporadas de Fórmula 3 de 1966 y 1967 corridas en Argentina, tuvo actuación destacada.
Ganó tres carreras de la denominada 500 Millas Argentinas (1966, 1970 y 1971),6 y participó además en los 1000 km de Buenos Aires (1970-1972) con los Sport Prototipo.
Su estilo de manejo era cerebral, pulido, de frenada y rebaje justos, sin arrebatos temperamentales. Daba la sensación de que manejaba muy cómodo viajando a 240 Km/hora.
Se retiró de forma regular en una carrera del TC en Olavarría en 1973. Fue con un Dodge GTX y abandonó luego de chocar por la rotura de un neumático, y en 1982, con 45 años, volvió de forma esporádica en el flamante Club Argentino de Pilotos, que fue una apuesta que hizo con Carlos Pairetti.
Su pasión por el automovilismo se puede reflejar en mil anécdotas, pero tal vez la más recordada es la de su casamiento, el sábado 10 de agosto de 1963. Ese día, corrió la clasificación de la categoría Mecánica Argentina Fórmula 1, que se realizó en Esperanza. Tomó un vuelo para llegar a Buenos Aires, donde contrajo matrimonio. Inmediatamente después, volvió a la localidad santafesina para correr al día siguiente la carrera. Ganó, por supuesto y lo festejó con su esposa, Silvia.