El Congreso de Estados Unidos aprobó este miércoles con el apoyo de la mayoría demócrata y un puñado de legisladores republicanos, la apertura en el Senado de un segundo juicio político contra el presidente Donald Trump, una decisión inédita en la historia del país y a solo siete días de la asunción del mandatario electo, Joe Biden.
Tras una sesión tensa que terminó con un maratón de discursos de hasta 30 segundos para permitir que la mayor cantidad de congresistas, a favor y en contra, y con una pasión poco común, se expresaran, la Cámara Baja aprobó por 232 votos a favor y 197 en contra la acusación por el cargo de incitación a la insurrección durante el ataque al Capitolio que protagonizaron miles de sus simpatizantes la semana pasada.
Mientras diez republicanos votaron a favor, la mayoría de los representantes de este partido rechazaron la iniciativa y se quejaron de este apuro, según la transmisión en vivo del Congreso.
Los demócratas argumentaron que, por un lado, una investigación no era necesaria porque todos vieron en vivo el caos y la violencia de la semana pasada, y, por otro, la continuidad de Trump en el poder representa un peligro claro, según alertó la presidenta de la cámara, Nancy Pelosi.
El texto de cuatro páginas con la acusación de juicio político se centra en las denuncias sin fundamento de Trump de fraude en las elecciones del 3 de noviembre y su discurso del 6 de enero alentando a sus partidarios a marchar al Congreso, horas antes de que estos irrumpieran en el Capitolio, se enfrentaran con la policía, sembraran el caos y lograran suspender por unas horas la proclamación oficial de la victoria electoral de Biden.
De esta manera, Donald Trump se convirtió en el primer mandatario en la historia del país en ser enjuiciado dos veces por el Congreso, luego de que la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes aprobara hoy la apertura de un nuevo proceso.
El primer intento de destitución de Trump ocurrió en diciembre de 2019, cuando la Cámara Baja lo acusó de presionar al Gobierno de Ucrania para que investigara a su rival demócrata Joe Biden.
No obstante, fue absuelto por el Senado -de mayoría republicana- en un proceso rápido a inicios de 2020.
La misma suerte corrieron los otros dos presidentes sometidos a un impeachment en Estados Unidos: Bill Clinton en 1998 y Andrew Johnson en 1868.
En el caso de Clinton, acusado de perjurio y obstrucción a la justicia por mentir sobre su relación extramarital con una becaria de la Casa Blanca, el Senado rechazó su destitución gracias a la mayoría demócrata. Tras su absolución, el mandatario declaró sentirse agradecido y arrepentido.
En tanto Johnson, quien se convirtió en presidente en un período tumultuoso, tras el asesinato del presidente Abraham Lincoln en 1865, fue llevado a juicio político por despedir a un secretario del Gabinete sin el consentimiento del Congreso.
Aunque el Senado se inclinó finalmente por su absolución, estuvo solo a un voto de ser destituido.
También el presidente republicano Richard Nixon estuvo a punto de ser objeto de un posible juicio político por obstrucción de la justicia, abuso de poder y desprecio del Congreso en relación con el escándalo de Watergate.
Pero, ante una destitución inminente, optó por presentar su renuncia en 1974 antes de que se llevara a cabo la votación para iniciarlo en la Cámara de Representantes.