Cerca de las 22, las sirenas de las autobombas se hicieron escuchar en la ciudad, ante las primeras alarmas por el incendio que destruyó la planta de Cagnoli, ubicada en el Parque Industrial. Cinco dotaciones de Bomberos, con unos treinta hombres, trabajaban para evitar que el fuego se expandiera a otras industrias. Frente a la magnitud de las llamas, nada quedaba por salvar de la Planta de Desposte de la empresa insignia de Tandil, la que trasciende las fronteras serranas y también las del país; desde donde salían cortes de cerdo congelados rumbo a Rusia, Colombia, Bielorusia, Perú y Paraguay, entre otros destinos.
Frente al resplandor anaranjado y densas columnas de humo que emanaban de la enorme nave industrial, los integrantes de la familia Cagnoli, empleados, funcionarios municipales y curiosos asistían a la destrucción total de la fábrica que le daba trabajo a más de 250 empleados y que, en cuestión de horas, fue arrasada por el fuego.
Todo comenzó cerca de las 22, cuando un grupo de seis trabajadores se encontraba lavando los elementos de desposte y comenzó a sentir un intenso olor a quemado. De inmediato, recorrieron la fábrica y detectaron humo que procedía del sector de la enorme cámara. Como no habían sonado la alarma, la presionaron de modo manual y salieron rápidamente del establecimiento. En cuestión de minutos, fueron testigos del modo en que las llamas se apoderaban de las instalaciones.
Conmocionados, los operarios no daban crédito a lo que acontecía en la fábrica. Mientras corría la noticia en los grupos de Whatsapp internos y en las redes sociales, decenas de empleados de la firma arribaban al lugar, se abrazaban y comentaban con preocupación las derivaciones que podría generar tamaña pérdida.(El Eco)