El Papa pidió este domingo a la Iglesia dejar atrás las rutinas desgastadas y salir al encuentro de la realidad, en la apertura del Sínodo de los obispos, el organismo de consulta eclesial que hasta octubre de 2023 debatirá sobre la necesidad de escuchar y abrir nuevos caminos creativos en la evangelización.
"Dios no habita en lugares asépticos y tranquilos, lejos de la realidad, sino que camina a nuestro lado y nos alcanza allí donde estemos, en las rutas a veces ásperas de la vida", dijo el Papa ante gran parte de los obispos del mundo, así como representantes de las Iglesias locales reunidos en la basílica de San Pedro.
"El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas", agregó.
Así, el Papa instó a dejar a un lado las cerrazones y a interrogarse sobre el camino que debe tomar la Iglesia. "No en organizar eventos o en hacer una reflexión teórica de los problemas, sino, ante todo, en tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros. menudo preferimos refugiarnos en relaciones formales o usar máscaras de circunstancia, el Espíritu Clerical, de corte: son más 'Señor Abad' que padre. Usar estas máscaras de circunstancias, el encuentro nos cambia y con frecuencia nos sugiere nuevos caminos que no pensábamos recorrer", afirmó.
De la misa con la que Francisco inauguró oficialmente el Sínodo de los obispos -que fue titulado "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión"-, participaron unas 3000 personas, una cifra de fieles que no se veía congregada desde antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus.