Desde su habitual columna en el programa Punto de Partida, que se emite por la FM 101.9, el dirigente socialista Pablo Aceto sostuvo que “la minería a cielo abierto es parte de una política extractivista y exportadora, con un perfil netamente a favor de empresas transnacionales que lo único que buscan es su rentabilidad a costa del impacto ambiental que acarrean; lisa y llanamente es un robo a cara descubierta”.
Acto seguido, señaló que “por lo común existe la idea de que la actividad minera es un túnel por donde bajan los mineros a buscar la veta con los metales y no es así en el caso de la Argentina, donde en las mineras a cielo abierto lo que se va a buscar es el metal en la pulverización de las rocas, es decir que ahí donde había un cerro queda un pozo, y esa pulverización se transforma en barro, técnicamente se llama barro enriquecido, que va por un mineraloducto hacia las áreas de embarque.”
Puntualizó que “un ejemplo, en relación a esta actividad, lo tenemos en Catamarca con la Alumbrera, que ha dado números más que elocuentes de lo que es el desarrollo de la minería a cielo abierto, con un consumo de cuatro millones de litros de agua por hora, prácticamente consumiendo el 25% de la electricidad del noroeste argentino y el 87% del consumo de electricidad de la provincia de Catamarca, es decir que compromete recursos tanto generados como recursos naturales irrecuperables, porque todo ese trabajo para recuperar el barro enriquecido se hace, también, con hibiscos y cianuros que dejan el agua inutilizable, a un ritmo de cuatro millones de litros por hora”.
Asimismo, Aceto subrayó que “estas actividades siempre se desarrollan en lugares donde hay poca agua, por lo tanto, ese consumo enorme y gigantesco del recurso acuífero, que termina siendo destruido, también es el que les falta a las poblaciones y de ahí la consigna de que el agua vale más que el oro”.
Refirió, además, que “la Alumbrera se dedica especialmente al oro, el cobre y otros materiales, pero ese barro que sale de la roca va entero y con muchos materiales. Tal es así que, en 1999, un derrame demostró que, aparte de oro y de cobre, llevaban arriba de ochenta metales no declarados por los que no pagaban absolutamente nada”, añadiendo que “estamos hablando de materiales como, por ejemplo, uranio o el torio que es el combustible de la energía atómica”.
Remarcó, también, que “estas exportaciones a cargo de empresas privadas y extranjeras, se hacen a simple declaración jurada y por esa razón nadie investiga que es lo que va en ese barro enriquecido, lo cual ya se venía denunciando y ha caracterizado a una actividad que sigue firme y avanzando en distintas partes del país”.
En tal sentido, resaltó que “la actividad minera en Chubut es hoy noticia y ha llamado la atención de todos y convocado a gente, incluso de distinta orientación ideológica, a un reclamo en contra de esta actividad. Pero también va a ser noticia el litio en el norte argentino, cuyas técnicas de explotación son similares, se necesita mucha agua potable y justamente en lugares donde es escasa”.
El dirigente socialista trajo a colación los casos de Bolivia y de México, donde “esta actividad se nacionaliza, el litio pasa a ser patrimonio nacional explotado por empresas estatales que buscan un método de producción que no contaminen, aunque decir que hay una minería inocua para el medio ambiente es prácticamente un disparate, pero existen técnicas más eficientes y, por lo común, más caras para evitar en la mayor medida posible un impacto ambiental”.
Cuestionó que “distinto es el camino que Chile y Argentina tomaron, van hacia la privatización de la explotación de litio, donde queda claro que el método de producción va a ser como la Alumbrera porque es más económico y eso favorece la rentabilidad del sector empresarial con los costos ambientales que trae aparejado”. Y agregó: “No es distinto a lo que vemos en el fracking porque, en definitiva, es como la minería a cielo abierto, pero a cuatro mil metros de profundidad, y también forma parte de una política extractivista y exportadora, con un perfil netamente a favor de empresas transnacionales que lo único que buscan es su rentabilidad”.
Finalmente, Aceto sentenció que “la respuesta a esto podemos encontrarla en la necesidad de divisas, producto de una deuda externa que nadie investiga y ya ronda los 270 mil millones de dólares, y esta es la forma de pagar. Por algo, durante muchos años, esta actividad nunca tuvo retenciones, ha llegado a tener retenciones del 5% y ahora las retenciones son del 3% a diferencia de los productos agrícolas que tienen el 30%”.