En su columna semanal de Punto de Partida que se emite por la FM 101.9, el dirigente socialista Pablo Aceto volvió a abordar la polémica por la aprobación de la exploración sísmica sobre Mar Argentino, cuestionando que “si bien todavía no sabemos cómo va a ser la plataforma, sí va a ser flotante o anclada ni a qué profundidad real están los yacimientos, lo que sí sabemos es cómo actúan las petroleras extranjeras y sus malas prácticas en Latinoamérica, y poner ejemplos de los mares del Norte o como se manejan en Alaska no cuadra con la forma en que estas empresas trabajan en América del Sur”.
A modo de ejemplo de las malas prácticas de las petroleras extranjeras, Aceto citó el caso de la petrolera Texaco (comprada posteriormente por Chevron) que, entre los años 1964 y 1992, extrajo petróleo del subsuelo de la selva amazónica de Ecuador dejando diseminadas 880 balsas y pozos llenos de restos de hidrocarburos, contaminando ríos, arroyos y acuíferos.
El dirigente socialista resaltó que “todo lo que es el residuo petrolero en la selva, abarcaba un territorio de extensión de 21 mil kilómetros cuadrados, es decir que esa contaminación cubrió un espacio equivalente a la superficie de la República de El Salvador. En consecuencia, Texaco huyó de Ecuador dejando una enorme factura ambiental y social y posteriormente, en 2001, fue comprada por su competidora Chevron, haciéndose cargo de todo el patrimonio, hay que entender que patrimonio no solo son las ganancias sino también las deudas. Y en tal sentido, la Republica de Ecuador hizo una demanda a raíz de esta contaminación, este empetrolamiento que se dio en una vasta extensión de la Amazonia, cuyo resultado fue la salida de Chevron de Ecuador, que se va a refugiar a la Argentina porque la legislación argentina le permite, por ejemplo, como ya lo vimos en el 2001 con los bancos extranjeros, abrir una sociedad Chevron Argentina Sociedad Anónima en este caso, que a los efectos legales no depende de Chevron Corporation”.
Enfatizó que “así lo dictaminó la resolución del 4 de junio de 2013 de la Corte Suprema de nuestro país, dejando sin efecto la sentencia que trababa embargos sobre los bienes de Chevron Argentina Sociedad Anónima por considerar que no es lo mismo que Chevron Corporation, independientemente que le transfiera sus utilidades”.
Sostuvo, además, que “el problema es la ley que apaña las malas prácticas de las empresas extranjeras y les garantiza la impunidad ambiental, porque está hecha para cubrir a estas empresas. De esta forma nació también Vaca Muerta, y de misma manera la compañía noruega de hidrocarburos Equinor vendrá a trabajar a la Argentina, a hacer su exploración y para cubrirse en caso de accidentes o de malas prácticas - que es lo que caracteriza a todas estas grandes corporaciones en América del Sur - seguramente va a abrir una empresa argentina que va a ser Equinor Argentina Sociedad Anónima , la cual va a remitir las utilidades a su casa central, pero a la hora de las responsabilidades civiles y de las responsabilidades ambientales va a estar desligada. Esta es la trampa que la legislación argentina permite a este tipo de empresas extranjeras, llámese productoras de petróleo o de gas o bancos”.
Aceto hizo hincapié en que “analizar estas cuestiones no pasa solo por lo académico, pasa también por debatirlas dentro del contexto de una política energética de entrega, en el contexto de un neocolonialismo que se practica en la Argentina donde la ley las protege y este es el punto”.
“Cuando hablamos de la privatizaciones - prosiguió -, no solamente estamos hablando de la perdida de los recursos energéticos naturales y de la pérdida del manejo de la política de energía en forma soberana, sino que estamos hablando, también, que quedamos en manos de todas las empresas que vienen, hacen caja, minimizan los costos y generan grandes pasivos ambientales donde los países se tienen que hacer cargo”.
“Texaco comprada en el 2001 por Chevron nunca se hizo cargo de los costos y las demandas de Ecuador, y la Argentina sirvió para refugio e iniciar lo que conocemos hoy como Vaca Muerta. Hay que analizarlo desde ese punto, no solamente desde los puntos de vistas académicos o accidentológicos, porque no podemos perder de vista que hay un marco legal que lejos de obligar a estas empresas a asumir sus responsabilidades por el daño causado y les obligue a reparar a las víctimas, les garantiza la impunidad ambiental”, concluyó.